Por Savas el Aghiorita, Hieromonje, adaptado y traducido de tres homilías suyas.
Contenidos
1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de la psique y del nus
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el Aghiorita y respuestas
3ª Parte: La La agapi del hombre a Dios y la agapi de Dios a los hombres.
1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de la psique y del nus
El oscurecimiento del “como imagen”.
Se
ha dicho muy correctamente que el propósito de la Iglesia Ortodoxa es
“psicoterapiarnos” sanarnos y hacernos saludables psíquica y
espiritualmente. Los Santos Padres nos dicen que el resultado de la
primera desobediencia que hizo el hombre (Adán) a Dios fue la pérdida de
la conexión y comunión con Él. Ocurrió esto que llamamos
“oscurecimiento del como imagen” del hombre.
Tal
como conocemos, en nuestra psique-alma está imprimida la imagen (icona)
de Cristo. Pero esta imagen se ha oscurecido y manchado, y esto sucedió
a causa del pecado original. El resultado del oscurecimiento fue lo
siguiente: esta imagen de Dios que tenemos en nuestro interior ya no
está limpia, clara y lúcida en nuestra vida y en nuestras acciones.
¡Así
pues, ahora, después de la caída, el hombre completo está enfermo,
desgraciadamente está “manchado, ensuciado”… desde la cabeza hasta los
pies! En cada faceta de su vida, en cada praxis, acción y en cada
energía psíquica (pensamientos, emociones y deseos) y cada operación
somática, corporal todo está enfermo.
En
este punto os rogaría que me siguierais con atención. Las cosas que más
abajo voy a decir puede ser que para algunos sean oídas por primera
vez. Pero son muy sencillas.
Discernimiento entre οὐσία (usía, sustancia, esencia) y energía de Dios y de la psique-alma humana.
En
principio, es importante señalar que el Dios tiene esencia y energías, y
son increadas. Energías y esencia tiene también la psique humana, pero
son distintas de Dios, son creadas, es decir, la psique-alma está creada
según la “imagen” de Dios.
Específicamente, el Dios tiene:
a)
Οὐσία (usía) esencia, sustancia increada, pero el hombre no conoce ni
puede conocerla porque el Dios es increado, sin principio ni fin, en
cambio, el hombre es creado, creatura;
b)
Energías increadas, pero las energías de Dios son accesibles y
participadas por nosotros los hombres, es decir, tenemos la capacidad de
participar de ellas, experimentarlas y vivirlas.
Las
energías increadas de Dios las entendemos un poco. Podemos acceder y
participar de ellas, como hemos dicho. Por ejemplo, la agapi (amor,
energía increada) de Dios y Su justicia podemos vivirlas y
experimentarlas; por ejemplo, de que el Dios es dulzura inexpresable y
Luz increada, es Vida y Resurrección, etc.
Así
que estas cosas, o sea, las energías increadas cuando las percibimos y
las vivimos, entonces podemos entenderlas un poco. Por supuesto que no
las entendemos intelectualmente, encefálicamente con el cerebro, sino
ontológicamente o existencialmente, cuando amamos a Dios. Entonces a
través de la Divina agapi increada participamos de ellas, las vivimos y
las experimentamos.
¿Pero, cuándo amamos a Dios?
Naturalmente
cuando aplicamos y cumplimos Sus logos o mandamientos: “El que cumple
mis logos o mandamientos y los tiene interiorizados, ése es el que me
ama” (Jn 14,21).
San
Gregorio Palamás en la Filocalía nos dice: “La energía increada no se
conoce mediante su esencia increada, sino que de la energía increada nos
informamos que la esencia increada existe, pero no sabemos lo qué es.
Por eso Dios se hace conocido y partícipe a nosotros no de Su esencia
increada, sino de Su providencia, según los Teólogos. Y la energía
difiere de la esencia también en esto: aquello que informa es la energía
increada y lo que conocemos a través de ella de que existe es la
esencia increada”.
Nuestra psique también tiene:
a) οὐσία (usía, esencia, substancia) pero no sabemos exactamente lo que es ella
b) energías
Pero
como la esencia está enferma, a causa del pecado, entonces están
enfermas también las energías que se producen de nuestra psique-alma.
Νούς Nus, noerá energía y corazón según los Santos Padres.
El
nus del hombre debe permanecer al corazón. El nus es el sacerdote y el
corazón es el altar interior del hombre que debe estar dedicado a Dios.
Dicen
los Santos Padres que el nus del ser humano debe estar dentro al
corazón y allí orar incesantemente; celebrando una Divina Liturgia
incesantemente en el altar interior del corazón humano.
El
nus no debe estar disperso hacia fuera mediante los sentidos sino que
se encuentre y vuelve en sí mismo. Es decir, la energía del nus que se
dispersa al ambiente a través de los sentidos, deberá retornar en su
esencia o sustancia que es el corazón (psicosomático) del hombre.
[Apuntamos
aquí que en la psique distinguimos: a) la esencia o sustancia que se
encuentra en el interior del corazón y se llama corazón profundo o
subconsciente y b) energía que se llama también energía noerá. La noerá
energía opera al corazón del hombre saludable espiritualmente como
oración noerá (del nus) incesante y al cerebro o enkéfalos como
diania-mente o lógica].
Cuando
se completa el regreso del nus al corazón, entonces el nus por sí mismo
sube sobre el concepto de Dios. Entonces la energía noerá funciona
correctamente. Es decir, entonces la psique funciona de forma natural,
según los Padres.
El
Padre Romanidis nos enseña que: “La terapia, psicoterapia de la psique
es la ocupación principal de la Iglesia Ortodoxa. Había comprobado de la
tradición hebraica, y del mismo Cristo y los Apóstoles, que en la parte
del corazón natural funciona algo que los Santos Padres lo llamaron
nus.
Por
lo tanto desde esta perspectiva la energía noerá (del nus) es una y
única energía de la psique, la cual en el cerebro o mente funciona como
lógica, pero la misma funciona a la vez al corazón como nus. Es decir,
el mismo órgano, el nus ora incesantemente en el corazón, se entiende en
los que han conseguido tener la oración incesante, y a la vez pensar
con la mente o cerebro, por ejemplo, problemas matemáticas y cualquier
otra cosa” (Padre Ioanis Romanidis “Teología Patrística” pág 19).
En
los escritos de los Santos Padres se habla mucho sobre el regreso del
nus al corazón, el retorno de la energía en la esencia. Dice san Basilio
el Grande que el nus que no se dispersa hacia fuera y no se difunde por
los sentidos al mundo, retorna en sí mismo y por sí mismo asciende al
concepto de Dios. Y a continuación, rodeado e iluminado por la Jaris
increada, la Luz increada y la belleza de Dio no se interesa para las
cosas terrenales y olvida hasta la misma naturaleza; es decir, este
hombre no se preocupa ni se inquieta ni sufre para lo que va a comer ni
que va a vestir.
El
retorno del nus de la dispersión al corazón, es decir, el regreso de la
energía del nus al corazón, es la terapia del nus, la
apocatástasis-restablecimiento en su forma natural, normal.
Entonces
con la oración cordial incesante, el corazón se purga, se limpia y se
sana y viene en el corazón sanado el Inclino, el Espíritu Santo con Su
fruto que es (agapi, alegría, paz y serenidad, fe, bondad, magnanimidad,
tolerancia, bondad, apacibilidad y continencia). Entonces naturalmente
desaparece el egoísmo, la tristeza y la depresión que son producidas por
él.
San
Teolepto de Filadelfia: “cuando el nus (espíritu) se va y deja de lado
las cosas exteriores y sigue conjuntándose hacia las interiores,
entonces vuelve a sí mismo; es decir, se une naturalmente la diania
(cerebro, mente) con el logos y, con el logos que existe sustancialmente
en su interior, se une con la oración. Entonces mediante la oración
asciende a la gnosis (conocimiento increado) de Dios con toda su amorosa
potencia y energía, con toda su predisposición y con todo su estado de
ánimo. Entonces se va desvaneciendo el deseo, anhelo carnal, todo tipo
de sensación, sentimiento hedónico se vuelve lento y las bellas cosas de
la tierra le parecen repugnantes” (Filocalía tomo 4).
(Ver también El uso de la noerá energía y de la energía lógica del hombre según san Gregorio Palamás http://www.logosortodoxo.com/)
El propósito de la Iglesia Ortodoxa: La terapia de la noerá energía o del nus
-¿La Iglesia ortodoxa, por tanto, qué propósito tiene?
El
propósito de la Iglesia es sanar, “psicoterapiar” la psique-alma; y así
de enferma hacerla saludable. Creo que hasta aquí las cosas son
sencillas.
La
energía de la psique se llama «noerá energía νοερὰ ἐνέργεια»; así la
llamaron también los Santos Padres. Esta “noerá energía” cuando se
encuentra dentro al corazón de la psique del hombre, los santos Padres
la llamaron “nus νούς o espíritu humano”; pero cuando está y funciona al
cerebro la llamaron “lógica” o “διάνοια diania, cerebro, inteligencia,
intelecto, mente o energía lógica”.
El
nus y la diania son dos manifestaciones diferentes de la energía de
nuestro nus-espíritu, la cual cada vez se manifiesta de distinta manera,
según el sitio que se encuentra. La lógica que se encuentra en la
región del cerebro se utiliza por el hombre para captar, conceptuar,
razonar y formular las cosas que percibe y conoce el nus, el cual como
hemos dicho está en el corazón (psicosomático).
Repito
y os recuerdo que en la situación de post caída que nos encontramos,
todas estas cosas están enfermas. En cuanto el hombre aún no quiere a
través de la Jaris (gracia, energía increada) de Dios hacer la metania
(cambio de mentalidad, arrepentimiento y confesión), si no se ha
limpiado, purgado y sanado, “psicoterapiado”, todas estas cosas no
funcionan correctamente. El “como imagen” que está imprimido encima de
nuestra psique está aún “oscurecido” (manchado, entenebrecido y
ensuciado).
La Iglesia ortodoxa hace esta terapia: “psicoterapia”, sana nuestra psique-alma.
Sana el nus y la lógica. Estas dos cosas.
Cuando
el nus está sanado, funciona correctamente y mientras la “noerá
energía” funciona correctamente en el corazón del hombre, entonces
funciona correctamente también la “lógica”.
Cuál es el funcionamiento correcto del nus-espíritu humano.
El
funcionamiento correcto de nuestro nus es estar en conexión y comunión
con Dios, orar y “ver” a Dios. Cuando funciona de esta manera entonces
tiene Luz, recibe la Luz increada de Dios…
Esta
Luz increada que hemos perdido con la desobediencia, la hemos
readquirido con la Jaris (gracia, energía increada) de Dios mediante
nuestra vida dentro en la Iglesia, con la metania, con la oración
incesante del corazón o de Jesús y la vida ascética y mistérica
(sacramental), es decir, participando en los Misterios ortodoxos.
Los
Santos Padres nos dicen: Adán y Eva, antes de la desobediencia estaban
en un estado de continua conexión y comunión con Dios. El Espíritu Santo
que estaba junto con ellos los iluminaba.
La infusión o soplo de Dios: el Espíritu Santo.
Los
primeros en ser creados obtuvieron el Espíritu Santo desde el momento
que recibieron “soplo” de Dios. Os acordaréis del Antiguo Testamento
donde se escribe que el Dios “infundió o insufló soplo de vida” a los
primeros en ser creados, Adán y Eva. Este soplo de vida no es la
psique-alma como equivocadamente creen algunos, sino el Espíritu Santo
el cual ha dado Dios al hombre, una vez que antes les había formado y
dado cuerpo y psique. Éste fue el que unió a los primeros en ser creados
con el Dios y los mantenía en conexión y comunión continua junto a Él.
La desobediencia de los primeros en ser creados y la humanización, encarnación del Salvador Jesús Cristo.
La
primera Iglesia e increada es la misma Santa Trinidad; es el mismo
Dios, el Cual es Uno y también Tres Personas (Hipostasis) discernidas
entre sí.
Allí
dentro en esta Iglesia había puesto el Dios a Adán y Eva. ¡Tanta agapi
nos mostró! Pero desde el momento que hemos desobedecido a Dios, se
alejó el Espíritu Santo, Le hemos perdido, es decir, hemos perdido la
conexión con la energía increada jaris del Espíritu Santo como persona.
Entonces hemos perdido la comunión con el Dios, con la Santa Trinidad y
así salimos de Esta Primera Iglesia Increada.
A
pesar de esto, el Dios no nos ha abandonado al desierto. Ha mandado Su
Hijo para volver a unirnos junto con Él. Esta fue la causa por la que el
Dios se hizo hombre: para que el Espíritu Santo restablecer otra vez en
nuestro interior Su energía increada y volver a traernos en comunión
con Él y hacernos otra vez miembros de Su primera Iglesia, miembros de
la Iglesia increada de la Santa Trinidad.
Por
tanto, viene el Hijo y Logos de Dios, uno de las Tres personas, toma
nuestra naturaleza y Él vuelve hacer en Sí Mismo la unión de lo creado
con lo increado: del hombre que es creado se une con el increado que
sólo es el Dios, puesto que a Dios nadie le ha creado; el Dios existe
siempre, perpetuamente. Por tanto, en lo sucesivo el que se une con Él
regresa en la primera Iglesia de la que cayeron los primeros en ser
creados.
“1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador o viñador.
2
Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, el Padre lo corta; y todo el
que da fruto lo cuida, lo limpia y lo poda, para que dé más fruto. (Cada
hombre que dice que cree en mí y no tiene la virtud como fruto de la
fe, el Padre lo separa de mí. Al contrario, el que tiene obras de
virtud, le ilumina y le refuerza para que pueda hacer obras más
virtuosas.)
3
Y vosotros gracias al logos que os he anunciado y enseñado, estáis
lúcidos y limpios, como sarmientos espirituales estáis purificados y
preparados para fructificar;
4
Permaneced unidos en mí y yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no
puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros si no permanecéis unidos en mí, no podréis hacer obras
virtuosas.
5
YoSoY la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece unido en mí y
yo en él, ése trae mucho fruto. Porque sin mí nada podéis hacer.
Separados de mí, sin mi jaris o gracia que es mi energía increada,
vivificadora, sanadora y salvadora que emana de mí, nada bueno podéis
hacer.
6
El que no permanece unido en mí, será echado fuera como el sarmiento
inútil, y se seca, y los hombres los recogen y los echan al fuego para
que ardan.
Aquel que no permanece
unido en mí espiritualmente, será echado fuera como el infructuoso
sarmiento; y se secarán porque no tienen vida espiritual y no les queda
ni huella de energía increada jaris, gracia. Éstos espiritualmente son
como los sarmientos secos, y serán echados por los ángeles al fuego
eterno del infierno.
“Oscurecimiento del nus de Adán”
Después
de la caída de los primeros en ser creados, el hombre está enfermo.
Cuando decimos enfermo damos a entender que su psique está enferma. Y
cuando decimos que la psique está enferma, entendemos que el
nus-espíritu del hombre y la lógica (diania, mente, cerebro) están
enfermos, están oscurecidos, como dicen los Santos Padres. Por eso nos
hablan mucho sobre la caída del hombre durante la cual se ha oscurecido,
entenebrecido su nus.
“Se oscureció el nus” de Adán: esta es la enfermedad de la naturaleza humana y la tenemos todos los hombres.
Necesidad de terapia para todos- Catarsis de los pazos e Iluminación.
Todos
los hombres necesitamos terapia. Se debe hacer la catarsis, sanarse,
purgarse y limpiarse nuestros nus e iluminarse por el Espíritu Santo con
Su energía increada. Son los dos primeros estadios de la vida
espiritual, por los que nos han hablado los Santos Padres: Catarsis e
Iluminación.
-Κάθαρσις
(kázarsis) catarsis, literalmente es sanación, terapia, curación,
limpieza, purgación, purificación y se refiere principalmente a la
psique, es decir, psicoterapia.
-Φωτισμός
τού (tú) νοῦ (nú) Iluminación del nus o del espíritu humano. Es la
segunda etapa de la vida espiritual, después de la catarsis del corazón.
En esta etapa el nus ya ha expulsado los apasionados loyismí, y se hace
templo del Espíritu Santo, tal y como estaba antes de la caída lleno de
energía increada Jaris, y adquiere plegaria incesante por la memoria de
Dios. Por eso la iluminación del nus se enlaza estrechamente con la
oración noerá del corazón o de Jesús.
Ahora bien, ¿de qué se debe catartizarse, purgarse el hombre?
-Otra vez nos dicen los Padres; debe catartizarse, purgarse de los pazos.
¿Qué son los pazos?
Πάθος
(pazos) o pathos: son las fuerzas psíquicas que han tomado dirección
equivocada. El término significa una patología, algo que ocurre en la
persona a modo de experiencia, en la que queda afectada anímicamente,
pasionalmente o emocionalmente. Resulta una alteración de la psique
(alma) o del cuerpo, como el padecer, el tener una afección, defecto de
carácter, enfermedad, calvario, adicción, hábito, apego y a veces es un
autoengaño.
Decía
san Paísios el Athonita: “Πάθος (pazos) o pathos: los pazos, son las
fuerzas y energías psíquicas que han tomado el camino equivocado”. Son
los pecados, es decir, las desobediencias a Dios, las que se repiten
muchas veces. Así uno poco a poco adquiere un hábito y después comete
fácilmente el pecado concreto.
Si
uno, por ejemplo, no controla la comida, la cantidad y la calidad, si
no tiene continencia, no ayuna poco a poco adquiere el pazos de la gula o
la avaricia, ansia, desesperación por comer y a veces sin tener hambre.
Estos
pazos fueron desarrollados en su interior, porque este hombre no
controló este pecado concreto desde el principio. Es decir, se echó para
atrás y cedió una vez, dos, tres… y al final se ha hecho guloso,
esclavo de su panza. Entonces ya hablamos de un pazos instalado. Este
pazos no existía siempre. Si este hombre comió mientras no tenía
necesidad de comer; si ha comido más de lo debía, etc. etc., finalmente
se hizo un glotón, un ansioso y avaricioso por comer.
Entonces, “de estos pazos tenemos que hacer la catarsis”, nos dicen los Santos Padres.
-Pero uno me dirá: ¿es pecado comer?
No,
no es pecado; pero se convierte en pecado desde el momento que
sobre-cubrirás la necesidad de comer para vivir, desde el momento que
pondrás en tu estómago más de la cuenta.
Dicen
los Santos Padres, cuando sobresatisfacemos un pazos decente, noble y
no perverso como el hambre, entonces se convierte en indecente,
perverso, es decir, lo satisfacemos más de lo que exigen nuestras
necesidades.
(Ver también sobre pazos en: “12 Lexis apocalípticas” http://www.logosortodoxo.com/πάθος-pazos-y-ἀπάθεια-apazia-sin-pazos)
La “psicopatía” del hombre.
Diríamos
que el hombre, como está enfermo en la psique y tiene varios pazos, es
un psicópata en el sentido y concepto literal y real del término
«ψυχοπαθής psijopazís psicópata». No en el sentido que lo dice la
psiquiatría actual, sino de acuerdo con la terminología Patrística. Como
tiene pazos su psique está enferma, por eso éste hombre se le puede
llamar “psicó-pata ψυχο-παθής”.
No
hace falta que uno sea, digamos, esquizofrénico para ser psicópata
pero, desde el aspecto Patrístico, la psicopatía existe en aquel hombre
que su psique no funciona correctamente. La energía de su psique –como
hemos dicho anteriormente, la que los Santos Padres llamaron “noerá
energía νοερὰ ἐνέργεια”, no funciona correctamente.
Por
tanto, cuando la “noerá energía” no funciona correctamente y en todos
nosotros sucede esto, mientras no nos hemos sanado “psicoterapiado” en
el centro terapéutico que se llama Iglesia, entonces el hombre es un
psicópata. Entonces el nus está lleno de loyismí, pensamientos, ideas y
fantasías y esto es lo que consiste su “suciedad”. En la persona con
pazos o “psicópata” su nus está sucio, según la terminología patrística.
Exactamente
en esto consiste nuestra psicopatía: en que nuestro nus está lleno de
loyismí pensamientos simples o unidos con la fantasía; no sólo de malos
sino de buenos.
Acordaos lo qué hemos dicho sobre el nus: de que es la noerá energía que existe dentro en el corazón del ser humano.
Normalmente
en el espacio del corazón no debe haber ningún otro pensamiento, ningún
loyismós aparte de Cristo. Esta conexión o comunión se hace con la
incesante oración del corazón o de Jesús. Cuando, pues, allí dentro en
el corazón han bajado y existen otros pensamientos con sus energías,
entonces la “noerá energía” está disfuncional y confusa. Existe de una
manera un cortocircuito entre el nus (espíritu del corazón humano) y la
diania (mente, cerebro). Pensamientos que deberían estar limitados en la
diania-mente bajan al corazón y toman el sitio que pertenece sólo a
Dios. Este desastre o confusión lo tenemos todos en nuestro interior,
mientras estamos sin terapia.
Por
eso veis que no podemos hacer oración limpia, lúcida, pura y cordial;
porque dentro en el corazón hay cosas que no deberían haber entrado. Es
decir, la energía de distintos pensamientos ha bajado desde el cerebro
al corazón. Estos loyismí-pensamientos conectan con los deseos e
ilusiones y se convierten en apasionados. Normalmente todos estos
loyismí deberían quedar en la diania-mente. Pero desgraciadamente a
causa de nuestro descuido y negligencia han bajado al corazón y lo han
manchado… No sólo los malos, repito, también los buenos.
Por
tanto, aquel que tiene buenos o malos loyismí en su corazón, éste
hombre desde el aspecto Patrístico es “psicópata”. Lo repito desde el
punto de vista Patrístico. No se confundan con los términos de la
ciencia psiquiátrica actual.
Aunque
estos loyismí sean éticos, incluso muy morales, inmorales, deshonestos y
cualquier otra cosa, diríamos que son un cuerpo extranjero y extraño
dentro al corazón. O sea, el psicópata para los Padres de la Iglesia es
el que no ha hecho la catarsis de su psique de los pazos y con la Jaris
(gracia, energía increada) del Espíritu Santo no ha llegado a una
situación o estado de iluminación.
Para
el psiquiatra, psicópata es una cosa distinta; es aquel que padece de
psicosis, es el esquizofrénico. Pero para la Ortodoxia uno que no ha
hecho la catarsis de su psique de los pazos, es decir, si no ha empezado
a sanarse y purgarse “psicoterapiarse” a través de la metania y no ha
llegado a la iluminación, vamos a decirlo así de sencillo: éste no es
normal.
Quién es el hombre saludable espiritualmente.
Esto
lo podemos ver si leemos el oficio del Bautismo y el de la Santa Mirra
que se celebra en Constantinopla cada Jueves Santo, mas en la
inauguración de los templos. Allí veremos lo que significa “templo del
Espíritu Santo”. Además, esto algunas veces lo decimos: “este hombre
está iluminado”.
¿Pero quién es el iluminado?
Esto
sólo dentro en la Tradición Litúrgica ortodoxa podemos verlo y
entenderlo. La Iglesia ortodoxa no tiene ideas sino método
psicoterapéutico y sanador. Si uno está saludable, su salud se ve de
unas cosas y puntos concretos; y cuando está enfermo esto también se ve.
Realmente
el hombre saludable espiritualmente es el iluminado, el que se ha
convertido en templo del Espíritu Santo. Un hombre que ha logrado la
terapia y se ha sanado, tiene la capacidad de entender quién de los
demás hombres está saludable y quién está el enfermo.
Camino hacia la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis o Glorificación.
¿Pero qué quiere decir que el hombre es “templo del Espíritu Santo”?
Vamos
a decirlo ahora. En el hombre que es “templo del Espíritu Santo” sucede
lo siguiente: el Espíritu Santo con su energía increada está en el
corazón, ora a Dios y está en comunión y conexión con Él. Es el
restablecimiento-apocatástasis del antiguo Adán, el de antes de la
caída. Porque éste era el Adán antes de la caída. Tenía el Espíritu
Santo y con su energía increada estaba en comunión constante con el
Dios. Esto ahora se vuelve a realizar dentro en la Iglesia, en los
hombres que quieren y progresan en la catarsis y en la iluminación a
través de la Jaris (gracia) la energía increada del Espíritu Santo.
Cuando
el hombre con la catarsis se ha vaciado de todos estos
loyismí-pensamientos, reflexiones, (por los que hemos hablado), entonces
se crean las condiciones adecuadas para habitar el Paráclitos, es
decir, el Espíritu Santo. Viene el Espíritu Santo y habita en el
interior del hombre. Sucede lo que dijo nuestro Cristo: “Yo vendré con
mi Padre y haremos una residencia o morada en vuestro interior”. Y
entonces el hombre se convierte y se hace “templo del Espíritu Santo”.
El
hombre se hace templo cuando realiza este procedimiento y ha sanado,
limpiado y vaciado su corazón de todos sus loyismí -buenos y malos-
entonces concede el poder al Espíritu Santo (que desea mucho unirse con
nosotros) venir en nuestro interior y hacer la oración Él. Entonces el
hombre se convierte en “templo”.
Por
eso literalmente, lo que llamamos oración, “la oración noerá o del
corazón” que hace el contacto consciente con el Dios, no es lo que
nosotros hacemos, sino esto que hace el Mismo Espíritu Santo cuando
venga en nuestro interior. Hasta entonces lo que nosotros hacemos es
imperfecto, simplemente es un esfuerzo que prepara nuestra unión con el
Dios. Pero para que se haga esta avenencia, este puente y unión del
hombre con el Dios, deberá venir el Dios para celebrarla.
Nuestra
oración incesante comienza de la boca: «Jesús Cristo Kirie-Señor,
eléison me, compadécete de mí, ayúdame, sáname, ten misericordia… Ἰησοῦ
Χριστὲ Κύριε ἐλέησόν με». Después la diania (cerebro, mente, intelecto)
toma la oración y la baja al corazón. Luego, poco a poco cuando esta
monologa oración « Jesús Cristo Señor, eléison me, compadécete de mí,
ayúdame, sáname, ten misericordia… Κύριε Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν με», lleva
cierto tiempo y se ha acostumbrado, acoplado y fijado dentro al
corazón, pues, esta imploración constante con la energía del divino
Nombre expulsa todos los loyismí, pensamientos, fantasías, ideas y
meditaciones. Éste es el método.
Cómo se hace la Catarsis y la Iluminación
Me dirán: ¡Muy bien Padre Sava! ¿Cómo se hace esta catarsis y cómo se van estos loyismí que han entrado en nuestro corazón?
-Exactamente
con esto; es decir, con la incesante imploración y en contacto
consciente con el Divino Nombre constantemente en nuestro corazón; y,
por supuesto, también con el resto de la instrucción terapéutica y
ascética (ejercicio espiritual) de nuestra Iglesia ortodoxa que
contiene: metania, ayunos, vigilia, vida litúrgica, es decir, participar
en los oficios y misterios ortodoxos y sobre todo en la Divina Liturgia
y tener conciencia dogmática correcta, fe ortodoxa correcta.
Por
ejemplo, no puedes ser un errático, herético y hacer la “oración noerá o
del corazón” correctamente y que sea fructífera. Si no tienes
“creencias” ortodoxas correctas sobre el Dios, sobre la Santa Trinidad y
sobre el Cristo, no consigues nada. Uno que no está bautizado ni
catequizado y se ha extraviado de la fe ortodoxa, aunque haga toda la
oración que quiera, no va a conseguir nada.
Todas
estas cosas, es decir, la instrucción ascética y psicoterapéutica de
nuestra Iglesia combinada con la fe ortodoxa y con la participación
activa en los Santos Misterios ortodoxos, conducen a la catarsis de los
pazos y de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía,
meditaciones e ideas).
Cuando,
pues, nuestra oración ha bajado al corazón, con la potencia de su
energía expulsa todos estos loyismí y permanece limpio, purificado y
sano, entonces se introduce el Espíritu Santo y llega la iluminación que
es el segundo estadio de la vida espiritual; entonces es cuando el
hombre se convierte en “templo del Espíritu Santo”.
Las oraciones de la Iglesia hablan sobre la Catarsis y la Iluminación.
Todos
nuestros oficios divinos, como también la Tradición ascético-hisijasta
de nuestra Iglesia, principalmente se refieren a estos tres estados
espirituales, y los dos ya los hemos dicho…
1º estado espiritual es: la Catarsis de los pazos de la psique y del cuerpo.
2º estado espiritual es: la Iluminación del nus del hombre mediante la Jaris (gracia, energía increada) del Espíritu Santo.
3º
estado espiritual es: la zéosis o glorificación de la psique y del
cuerpo del hombre, contemplación de la luz increada, de nuevo mediante
el Espíritu Santo.
Los Santos Padres hablan principalmente para la catarsis y la iluminación.
Los
oficios divinos de la Iglesia ortodoxa son expresiones del culto
lógico, es decir, del culto que hacemos con la lógica, la diania (mente,
intelecto) y no con el corazón. Esto que hacemos con el corazón no se
oye. La oración cordial es mística. En el templo, en los oficios divinos
hablamos, leemos y cantamos o salmodiamos, es decir, con nuestra lógica
formulamos oraciones y las decimos en voz alta de modo que el otro las
escuche. Este tipo de oración se llama lógica; éste es el culto lógico.
Las oraciones que han compuesto los Santos Padres y el culto lógico, nos
hablan principalmente de estos dos estadios: Catarsis e Iluminación.
La Iluminación
Los
dos estadios, catarsis e iluminación, los da el Dios como regalo a los
que quieren y desean, no hace distinciones. Si lo quiere el hombre,
puede pasar del primer estadio y llegar al segundo. Lo único que se
requiere es sinceramente el hombre realizar la metania (el divino
psicoanálisis) y entrar al proceso del esfuerzo en hacer la catarsis de
su psique, de su nus y de su corazón cooperando con la Jaris, la energía
increada del Espíritu Santo. Cuando el hombre va haciendo esto, seguro
que llegará también a la iluminación.
La
iluminación no es otra cosa que esto que llamamos “pre-sabor o sabor
anticipado del Paraíso”. El hombre se siente ya que está desde aquí y
ahora en el Paraíso. Porque la Iglesia es “el Paraíso en la tierra o el
reinado de la Realeza increada en la tierra”. Miembro de la Iglesia
realmente es aquel que vive en el Paraíso desde aquí y ahora. ¡Es éste
que ha llegado a la iluminación, es decir, el que se ha convertido en
templo del Espíritu Santo!
Por tanto, volviendo a la pregunta: ¿quién es el “normal” fiel ortodoxo?
¿Si acaso será el bautizado que no ha hecho la catarsis? Por supuesto que no.
¿Quizás sea el que ha hecho la catarsis y se ha iluminado? ¡Por supuesto que éste es el cristiano ortodoxo normal!
Sobre
todo la catarsis y la iluminación son estados concretos y se pueden
comprobar por Padres espirituales, experimentados e iluminados. Porque
realmente existen estos criterios con los que se comprueba la salud
psíquica y el grado de la apocatástasis-restablecimiento del hombre. La
ortodoxia es una ciencia médica. La Iglesia ortodoxa es el único centro
terapéutico de la psique humana y tiene sus médicos o psicoterapeutas:
son los Padres espirituales con médico de cabecera el mismo Señor.
En
la Iglesia hablamos de cosas y no de ideas ni de filosofías. Puesto que
el nus es un órgano fisiológico de cada hombre, lo tienen todos los
hombres ortodoxos o no, helenos, musulmanes, budistas… todo el mundo;
por lo tanto todos los hombres necesitan de la catarsis y de la
iluminación. Y esto sucede como hemos dicho, porque el nus de todos está
oscurecido, entenebrecido y “ensuciado”.
Puesto que nos bautizamos, por qué necesitamos de nuevo catarsis.
No basta, pues, sólo con bautizarse. Uno deberá hacer esto que llamamos catarsis.
-Y mediréis: ¿Por qué tengo que hacer la catarsis? ¿No tengo bastante con el bautismo?
Sí, pero después del Bautismo nosotros mismos repetimos la desobediencia de Adán, no una vez sino muchas. Me dirán:
¿Cómo es que el pecado entra en nuestro interior, puesto que cuando nos bautizaron éramos niños?
Eh!
Al principio nos inducen los pazos nuestros padres y el estrecho
ambiente familiar. Ellos al principio nos soplan la egolatría, la
vanagloria, la ambición, la codicia, la avaricia y la soberbia. A
continuación colaboramos también nosotros y así permitimos que de nuevo
entren en nuestro interior los “escombros” de los pecados y de los
pazos. La educación equivocada conduce a la producción de seres o
existencias enfermas. La ignorancia de los padres en cómo educar y criar
a sus hijos tiene resultados dolorosos tanto para los hijos como para
los mismos padres y la sociedad.
Con
los “bravo-bravo”, la inmediata satisfacción de nuestros caprichos,
multitud de “caricias” y de adornamientos que nos ofrecen los padres,
nos inducen y nos crían en los dos gigantes más grandes de los pazos: la
vanagloria y el egoísmo (soberbia u orgullo).
Así
poco a poco se infecta otra vez nuestro nus con todos los pazos y así
perdemos o mejor dicho, desactivamos el Espíritu Santo que habíamos
recibido de los misterios del Bautismo y de la Crismación. Por tanto,
hace falta realizar de nuevo la catarsis…y esta vez a través de la
metania, las lágrimas del corazón y la confesión.
La Ortodoxia acepta todos los hombres para la terapia sin obligarlos.
La
Iglesia abraza todos los hombres, porque no es una religión. Es
terapia, psicoterapia y centro médico. Cuando vas al médico no te
pregunta: si eres griego te recibo, o si eres albano no te recibo o si
eres de cualquier otro país no te recibo. El médico sana y cura a todos,
naturalmente si es un médico “correcto”.
Así
también la Iglesia Ortodoxa no es de un estado o una nación. Por eso
como sabéis, no decimos: la Iglesia de los griegos, sino: la Iglesia
Ortodoxa de Grecia. La Iglesia de Grecia no se interesa sólo de los
griegos sino de todas las personas que viven en este momento en el país,
sean albanos, chinos, de cualquier país, la Iglesia los abraza todos.
Si todos estos van a este centro médico que es la Iglesia Ortodoxa, los
aceptará y los psicoterapiará, los sanará, porque el nus de todos ellos
está enfermo y la Iglesia existe para psicoterapiar, sanar todo el
mundo.
También
decimos: Obispo de Atenas; no decimos: Obispo de los Atenienses. Es
decir, todos están bajo el cuidado pastoral y la agapi; la Iglesia
Ortodoxa los abraza todos.
Vemos
pues, que la Iglesia Ortodoxa es una unidad de todos y dentro en la
Iglesia estamos todos, como decía san Porfirios el Athonita. Todos
estamos en potencia, ojalá que nos convirtamos miembros en energía, es
decir, entrar todos en la Iglesia Ortodoxa con nuestra libre voluntad.
Nuestro
Cristo no obliga a nadie que sea sanado. Diríamos que es muy
“democrático”, mucho más de lo que imaginamos sobre el concepto de
democracia de hoy en día. Aquel que quiere ir se va junto con Él, le
recibe, pero a nadie le conduce forzosamente a la terapia o
psicoterapia.
Μετάνοια Metania y Confesión general: “la divina psicoanálisis”
Μετάνοια
Metania del verbo μετά-νοώ, metá=después, con, y noó= concibo, percibo
con el nus como energía y con el corazón como esencia. Quiere decir giro
del nus y metanús, introspección y conversión de la conducta y
mentalidad del hombre y sobre todo giro, cambio de actitud de la vida en
pecado y en el mal por la vida en Cristo. La metania en la Tradición
Ortodoxa no proviene de una percepción psicológica de culpabilidad, sino
de la apocálipsis (revelación) de la deformación de la psique y esta
apocálipsis se manifiesta por la energía increada de la divina Luz en el
corazón psicosomático del hombre. El nuevo Testamento empieza y acaba
con la metania (Mt 3,2 Lc 24,47)
Metania
se llama también confesión y es uno de los Misterios de nuestra Iglesia
Ortodoxa, con el cual se facilita la absolución y perdón de los
pecados, aceptación, confesión, arrepentimiento, rectificación y
terapia, sanación. También se llama así a un gesto reverente que se
acostumbra hacer en la veneración Ortodoxa. Hay dos
metanias-genuflexiones distintas: una es un simple movimiento de la
cabeza hacia abajo y otra grande reverencial, arrodillándose. (Ver
también sobre este término en nuestro libro “12 Léxis apocalípticas” en
el blog en español: www.logosortodoxo.com).
La confesión general a través del Misterio de la Metania es el misterio del verdadero psicoanálisis.
El
que está en metania se autoreprocha, se autocritica y se humilla y así
atrae la Divina Jaris (gracia, energía increada). La culminación de la
metania es la confesión de toda nuestra vida en un Guía Espiritual o
Yérontas. El cuidado después de la confesión en no repetir los errores
del pasado y el esfuerzo en hacer los contrarios bienes, así se completa
correctamente el proceso psicoterapéutico.
Es
bueno que la confesión de nuestra vida se repita de tiempo en tiempo.
El multicarismático sabio y ahora santo Porfirio enseñaba que esta
confesión general “psicoterapia”, sana al hombre no sólo de los daños de
sus pecados personales, sino también de distintos traumas psicológicos y
de las vivencias o problemas hereditarios de sus antepasados. La
confesión general el santo Yérontas la llamaba “Divina Psicoanálisis”.
Esta
importante función del Misterio de la confesión, es decir, la terapia
de los traumas psicológicos del hombre, se nos ha sido
apocaliptada-revelada por el Santo Yérontas Porfirio.
Un
hijo espiritual del Yérontas nos narra: “El Yérontas veía en el
interior de la psique-alma de los hombres lo que el Dios le
apocaliptaba-revelaba. Para una persona conocida mía me dijo: “veo
dentro de su psique una cosa mala y muy sucia. Es un trauma, pero es
antiguo y es demoníaco. No sé exactamente lo que es esto; puede ser que
el Dios me lo apocalipte-revele más tarde”. Y después de unas semanas:
“Esta cosa mala que vi en la psique de esta persona se puede marchar y
expulsar, pero sólo si esta persona se diviniza y se sana con la energía
increada. Entonces cambia el hombre con la increada energía de la
divinización. Por muy pecador que sea todos los traumas psíquicos se
van. Hoy en día los médicos todas estas cosas las llaman “enfermedades
psíquicas o mentales”, pero en realidad son influencias e infecciones
demoníacas y se deben a los pecados”. (“Junto con el Yérontas
Porfirios”, por Konstantino Gianitsiotis, pág 122)
El
hombre cuando se confiesa y está en metania, a través de la energía
increada, junto con la remisión y absolución de los pecados, se corrige y
se diviniza o santifica y así recibe la sanación de sus heridas que le
ha provocado el maligno astuto, el mundo (la gente y los pazos) y su
propia negligencia y pereza espiritual.
Las
personas estigmatizadas con problemas morales, psicológicos,
neurológicos, sociales, conyugales y familiares u otros problemas
personales se van terapiando y sanando, y así poco a poco se van
preparando para unirse a la nueva familia inmensa de la Realeza increada
de los Cielos. La terapéutica energía increada del Misterio de la Santa
Confesión abraza o abarca toda la existencia psicosomática del hombre.
Decía
el Yérontas y nuevo Santo Porfirio: “En el momento que dices estas
cosas al confesor, viene la Divina Jaris (gracia, energía increada) y te
libera de todas tus malas experiencias, de las heridas, las
culpabilidades y de los traumas psicológicos, porque el confesor ora
ardientemente al Señor para que seas liberado de todas estas cosas” (3).
Hay situaciones o comportamientos que vive el ser humano en los que se
esclaviza y que son debidos a los traumas infantiles o fetales.
“Cada
ser humano ha recibido en su interior también experiencias vividas de
los padres y especialmente de la madre” (4). La Jaris (energía
increada) de Dios que se “irradia” del guía espiritual durante la
Confesión General, alivia, emblandece y cierra estas abiertas heridas
ensangrentadas.
El
proceso de la confesión General que el Yérontas llamaba “la Divina
Psicoanálisis” es la que conduce a la verdadera psicoterapia.
Exteriormente la Confesión General decía el Yérontas se parece con la
psicoanálisis. En realidad es algo muy superior, muy profundo y muy
eficiente. En la “psicoanálisis mundana” se hace un raspado de la psique
humana, pero sin la capacidad de terapia y sanación. Es “un continuo
hablar, un charlatanear sin final” que no conduce a ninguna parte,
incluso puede perjudicar y dañar.
Por
la “psicoanálisis mundana” se produce daño y perjuicio, puesto que
cuando uno: a) se recuerda del pasado y b) se ocupa de los sueños, no
hace nada más que remover el estanque; estos dos métodos los Santos
Padres nos los prohíben hacer. Como resultado de esto tenemos
enturbiamiento de la psique y emanación de fétidos vapores que
contaminan e infectan aún más al ser humano.
Sin
embargo, la Confesión General proporciona la Jaris (energía increada)
terapéutica a parte consciente y a la inconsciente del hombre y opera
como una “divina psicoanálisis y psicoterapia verdadera”.
El padre y santo Porfirios se refiere a muchos casos de terapia “psicoterapia” a través de la Confesión General.
Decía
sobre una señora que se confesaba en él: “Al momento que se confesaba
la observaba dentro en su psique y veía que iba la Jaris (energía
increada) en su interior, así tal como yo la estaba mirando” (5).
El
Guía Espiritual ortodoxo, cuando ora, irradia y emite rayos de divina
Jaris que terapian, sanan al que se está confesando. Decía el Yérontas
que todos los Guías espirituales y confesores ortodoxos tienen esta
jaris y cuando oran y bendicen la irradian y la emiten como conductos
transmisores”.
Aconsejaba
a un hijo espiritual lo siguiente: “Hijo mío, tienes que hacer una
Confesión General en ciertos tiempos de tu vida, porque los distintos
traumas psicológicos o varios acontecimientos nos producen enfermedades
psíquicas y somáticas o corporales. En la confesión no debemos decir
sólo nuestros pecados, sino también los distintos loyismí (pensamientos,
ideas, fantasías, reflexiones), por ejemplo, de miedo, de tristeza, de
alegría que nos suceden por varios acontecimientos, como son muertes,
seísmos, bodas, pensamientos de poca fe, etc.”.
Sólo la Iglesia hace psicoterapia y sana la psique humana.
Ψυχή Psique alma, ánima, el término viene desde la antigüedad y se usa igualmente hasta hoy.
En
el Nuevo Testamento y en los santos Padres, se usa a menudo en vez de
la palabra anzropos, ser humano, hombre, (Rom.13,1). A veces en la
Sagrada Escritura significa simplemente la vida. (Mt 2,20. Jn 10,11. Rom
16,4). Pero psique se dice sobre todo del elemento espiritual, no
material de nuestra existencia (Mt 10,28); Es la base substancial que
vivifica el cuerpo. Es un componente de las dos partes de nuestra
naturaleza; el otro es el soma, cuerpo. El cuerpo no contiene la psique
sino que la psique contiene y conjunta al cuerpo. La prueba está en que
cuando la psique sale del cuerpo este se convierte en cadáver y se
disuelve. Los hombres tienen psique con esencia y energía, por eso
tienen nus, logos (lógica) y espíritu, el cual espíritu, es la increada
energía Jaris que vivifica el conjuntado cuerpo; nus y logos están
unidos e inseparables de la psique después de la muerte física; los
animales tienen psique por energía por eso no tienen nus y logos
(lógica). (Ver también sobre este término en nuestro libro “12 Lexis
apocalípticas” al blog en español: www.logosortodoxo.com).
La
instrucción psicoterapéutica es una. No hay muchas terapias,
psicoterapia para el nus y la psique, una es: es esta de la Iglesia
Ortodoxa. Las “llamadas psicoterapias” que circulan por el mundo, por lo
menos aquí en Grecia son unas 120; y no es mía esta expresión: “los
llamados psicoterapeutas y psiquiatras”, es del padre y nuevo santo
Porfirios el Athonita.
¡Ciento
veinte métodos de “psicoterapia” circulan hoy aquí en Grecia, imaginaos
en el mundo! De esto uno entiende que allí dentro de estos sistemas y
“tiendas psiquiátricas” no existe terapia. Porque si lo hubiera no
hacían falta ciento veinte o más métodos. Donde uno ve muchos fármacos y
muchos métodos para la misma enfermedad, significa que no tenemos un
tratamiento de psicoterapia efectivo, ni conocemos la terapia.
Los
llamados psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas no conocen qué es la
ψυχή (psijí, psique, alma). Diría que es absolutamente cierto que estos
hombres no conocen psicoterapiar, sanar la psique, simplemente porque
ni siquiera conocen lo que es psique. Sólo la Iglesia ortodoxa y los
Santos Padres conocen qué es la psique, por supuesto que a medida de lo
posible que se les ha dado a conocer por el Supra-sabio Dios.
Los
llamados psiquiatras mundanos no hablan ni conocen nada sobre la
catarsis del nus. Si uno observa este tipo de “psicoterapias” que
circulan por ahí lo comprobará… Además el término “psicoterapia”, tal y
como se utiliza por los asuntos mundanos es un error –es una burla, una
ridiculización del bello término helénico. Igual que los términos
“psiquiatría” y “psicología” son ridiculeces de las especialidades que
representan, porque todos ellos no sirven a las especialidades
homónimas, no saben qué es la ψυχή (psijí, psique, alma). ¿Cómo, pues,
psicoterapiarán, sanarán sin saber nada de lo que van a sanar?
Si
uno lee todos los léxicos en relación con el término o estudia los
libros psicológicos, en ninguna parte encontrará que escriban algo sobre
lo que es la ψυχή (psijí, psique, alma). No dan ninguna definición
sobre la psique o dan una descripción muy periférica, se refieren al
comportamiento o la conducta. Y todos estos métodos, los llamados
“psicoterapéuticos” sustancialmente son métodos de control y
rectificación del comportamiento y de la conducta que sólo pueden
ofrecer al paciente un alivio superficial; no son métodos de terapia de
la psique. Ninguno toca la psique.
La terapia, psicoterapia de la ψυχή (psijí, psique, alma) es obra solamente de la Iglesia Ortodoxa.
Sólo
la Iglesia ortodoxa puede psico-terapiar la psique y sanar la “noerá
energía”, el nus del hombre. Y tiene un método concreto, no hay otro. Es
el método de Catarsis, Iluminación y Zéosis o glorificación. Esta
instrucción terapéutica de la psique una y única, pues, es la que existe
en la Iglesia ortodoxa. Y esto debemos entenderlo bien: la terapia de
la psique es obra solamente de la Iglesia ortodoxa y de nadie más.
Es
inaceptable, por ejemplo, que uno venga a confesarse (esto lo digo para
nosotros los Guías espirituales) y mandarlo en terapia psicológica
mundana. Atención, si el hombre tiene necesidad de tomar fármacos porque
padece de sus nervios, le mandaremos al médico, sí, pero no para
terapia de su psique… porque ninguno de estos llamados
“psico-terapeutas” sana la psique.
Es
posible que el hombre con los pecados que ha cometido haya perjudicado
también su sistema nervioso. Porque la psique afecta también al sistema
nervioso. Y si uno comete graves errores y grandes pecados en la psique
entonces afecta al cuerpo y todo el sistema nervioso. Allí hace falta
tomar fármacos. No es el rol del psiquiatra esto. El psiquiatra en este
momento no hace psicoterapia sino neurología, hace terapia de los
nervios. No se permite decir que es psiquiatra, sino neurólogo o
neuro-terapeuta. Sana los neurotransmisores, las neuronas, etc.
Vemos,
pues, que el término “ψυχίατρος psijíatros psiquiatra, terapeuta de la
psique” es engañoso, sin querer perjudicar posibles buenas intenciones
de estas personas. Conozco que la mayoría de ellos intentan ayudar a su
prójimo, y a medida que saben intervienen terapéuticamente al sistema
neurótico.
Sólo
la Ortodoxia hace psicoterapia real, es efectiva y sana verdaderamente
la ψυχή (psijí, psique, alma) humana a través de la Divina Jaris
(gracia, energía increada) dentro en la Iglesia Ortodoxa.
La pérdida de la instrucción terapéutica Ortodoxa de los heréticos. Nuestro Cristo es llamado médico.
Los
que están fuera de la Iglesia, -aunque se autoproclaman “cristianos”-
han perdido esta terapéutica. En todos los heréticos en ninguna parte de
ellos encontraréis que hablen de terapia o psicoterapia del hombre, es
decir, los que se han marchado de la Iglesia Ortodoxa, (papistas,
protestantes, etcétera). Han perdido el método psicoterapéutico. Se han
alejado de esta tradición, ya no piensan ortodoxamente (en el marco de
terapia de la enfermedad del nus).
Aquí
radica también la diferencia de la Ortodoxia de todas las otras
religiones y dogmas. Ninguna religión habla de terapia tal y como lo
hace la Iglesia Ortodoxa. Si buscamos en las “oraciones, bendiciones” y
en nuestra Divina Liturgia, veréis que en repetidas ocasiones nuestro
Cristo es llamado “el Médico, el Terapeuta de nuestras psiques y
cuerpos”. El Cristo es nuestro Médico, el Terapeuta y nuestro
Psiquiatra. Si buscamos en la tradición papista o en la protestante,
esta nominación de nuestro Cristo como médico no existe en ninguna
parte. Sólo en tradición ortodoxa existe esta nominación, porque
precisamente sólo la tradición ortodoxa realiza la terapia de la psique y
la sana.
Por qué se ha perdido la tradición terapéutica de Occidente.
¿Pero,
por qué se ha perdido esta tradición psicoterapéutica de los papistas,
los llamados romano-católicos y los protestantes? ¿Por qué cuándo los
hablamos de instrucción terapéutica se extrañan? Porque la necesidad de
la “catarsis” y de la “iluminación” es una necesidad de cambio interior y
esta se ha marchado de estos hombres desde el momento que han perdido
la Ortodoxia, es decir, la correcta doxa (consideración y fe) sobre el
Dios. Han cambiado los dogmas y la teología, por eso a continuación
perdieron también las recetas terapéuticas para sus existencias y sus
vidas.
¡Los
dogmas son los que salvaguardan la Verdad y la vida! Cuando alteras y
estropeas los dogmas ya no tienes “cerco” para la vida correcta. Cuando
ya no hay barreras y vigilancia, entonces fácilmente se introduce en la
vida la mentira y el engaño.
También
sucede a la inversa. Es decir, cuando se altera la vida, entonces se
producen dogmas alterados y corruptos para acomodarse en esta vida
arrogante, alterada y corrupta. Los dogmas alterados se asimilan con los
medicamentos alterados que no sólo no sanan sino que empeoran la
enfermedad. Los dogmas correctos sanan, “psicoterapian” la psique. Los
corruptos y falsos la enferman.
Precisamente
esto ocurrió en la antigua Europa ortodoxa que sufrió la invasión de
los Francos. Así Occidente conquistado por los heréticos, más bien de
los bárbaros Francos, al principio fue alterada la vida. Después por los
mismos Francos se alteraron los dogmas. Así se perdieron los fármacos,
medicamentos y la receta terapéutica ortodoxa, incluso la instrucción
ortodoxa la que da al hombre la capacidad de realizar su destino que es
su semejanza a Cristo. ¡Ahora, en los papistas y los protestantes no es
el hombre el que cambia sino el Dios!
Debemos cambiar y hacernos hombres de Dios.
Acordaos
cuando decíamos que en la Ortodoxia debemos cambiar, debe cambiar el
hombre, es decir, estar en metania, psicoanalizarse y psicoterapiarse en
Cristo. Debe cambiar nuestro nus, nuestra mentalidad y hacer la
catarsis del corazón vaciándose de todo para llenarse de nuestro Cristo.
Debemos cambiar, convertirnos.
Por eso que no os moleste cuando os dicen: Has cambiado…
Sí, he cambiado. Pero la cuestión es: ¿hacia dónde he cambiado?…
Has cambiado porque has entrado en la Iglesia y te han engañado los curas…
Sí… Pero la verdad es que es necesario cambiar.
Si nos dicen que “has cambiado”, pues, no nos avergoncemos ni tengamos miedo a decir… Sí, he cambiado.
Cuando
nos dicen que “hemos cambiado” lo que intentan es golpear y picar
nuestro egoísmo y nuestra vanagloria Ya que esto precisamente es lo que
debemos hacer: tenemos que cambiar y de enfermos hacernos sanos,
saludables. Que no permanezcamos enfermos para hacer ver que
supuestamente somos caracteres “estables”, firmes y enteros, ni tampoco
es despreciativo aceptar y decir que hasta ahora “habíamos tomado un
camino de vida equivocado”…
En los heréticos, papistas, protestantes, etc., el que cambia es el Dios.
En
contra de la teología ortodoxa, los heréticos, los cuales son
excesivamente egoístas y soberbios, predican que no es el hombre que
debe cambiar. Supongo que conocéis que la herejía proviene de la
soberbia y del egoísmo. Todos los jefes de las herejías eran hombres muy
soberbios y orgullosos. ¡Para ellos el Dios es El que cambia y no el
hombre! Esta cosa lo han hecho teología. Mientras que la verdad es lo
contrario. El Dios es inalterable, no cambia nunca. También, como
decimos en la teología Ortodoxa, el Dios es perpetuo, es siempre el
mismo antes de todos los siglos; es perfectísimo y superior a toda
perfección. Por eso no necesita ningún desarrollo, mejora o cambio.
¡Ay
si Dios cambiara! ¡Esto significaría que el Dios tiene pazos (pasiones,
emociones y vicios)! Por supuesto que no… El Dios no tiene pazos; es
inalterable. ¡Sin embargo, en la teología de los heréticos (papistas,
protestantes…) el Dios cambia!
Observad
ahora cómo esta teología en parte se ha introducido e intenta
introducirse también en nosotros los ortodoxos. El gran Padre Romanidis
dice: “En los papistas y en los protestantes, el hombre no cambia. La
única cosa que el hombre hace, según ellos, es que se hace chico bueno.
Es decir, cambia de alguna conducta y comportamiento exterior. Pero su
esencia, su psique, es decir el hombre esencial no cambia. Simplemente
exteriormente se hace “chico bueno”. Y cuando el hombre de chico malo
que es se ha hecho chico bueno, entonces el Dios le ama. De lo contrario
el Dios le aborrece, le detesta.
¡Observad
qué teología!... totalmente equivocada! ¡Es decir, que el Dios según
ellos puede odiar y detestar! ¡Si uno permanece chico malo entonces el
Dios no le quiere! Y esta percepción en algunas partes ha pasado también
en nosotros e intentan pasarla… Si el hombre se hace chico bueno
entonces el Dios cambia, se alegra y se hace bueno! Veis dónde
acabamos…! Y si el hombre se hace chico malo entonces el Dios se enfada y
donde antes le amaba ahora le odia!!!
Desgraciadamente
este tipo de percepciones e ideas dominan en Europa. Esta es la
teología de Occidente. Esencialmente toda esta teología es una
refutación, anulación de Dios, porque el Dios no es así. Por eso
Occidente ha llegado a la negación de Dios y al ateísmo. (Sobre este
tema podéis leer el artículo del teólogo Nelas en la siguiente
dirección: http: //www.alopsis.gr/ alopsis/ Nellas.htm “La teología de la muerte de Dios Ἡ θεολογία τοῦ θανάτου τοῦ Θεοῦ”).
La relación tipo comercial con el Dios.
La
relación ortodoxa con el Dios debe ser agapítica, con agapi (amor
desinteresado) y no tipo comercial para que lo pasemos bien nosotros.
Relación tipo comercial tienen los creyentes de las demás religiones con
sus supuestos dioses (es decir, los demonios). Ellos dicen: “iré al
mago o al sacerdote, al hinduista, al yogui, etc… le daré dinero o
cualquier cosa material… haré mi sacrificio y ofrenda para que aquel me
lea una oración especial y me vayan bien las cosas, para no tener
enfermedades y tener buenas cosechas, para que vaya bien mi coche, mi
cuenta corriente y las acciones en la bolsa, etcétera…” Desgraciadamente
esta tendencia muchas a veces está también dentro de muchos ortodoxos.
Un ejemplo, que muestra el grado de ignorancia y alteración muchas veces de nosotros los ortodoxos, es el siguiente:
“Decimos
la Sacerdote que venga a nuestra casa para hacer el misterio del
Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo o santificar la
casa con agua bendita.
-Y el cura pregunta: para qué.
-Y respondemos: Así para el bien, para que me vayan bien las cosas…
¿Pero qué bien? No sabemos lo que es el bien.
Por ejemplo, ¿Por qué hacemos el Misterio Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición Santificación de Oleo?
Pues,
el Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo, es un Misterio
especial de la Iglesia que se hace cuando uno está enfermo; conecta
directamente con la Confesión, con la Metania. ¿Cómo va a venir el Dios a
curarte cuando tú no tienes relación esencial con Él, no Le amas, no te
confiesas ni te arrepientes y no cambias de mentalidad y vida? ¿Para
qué quieres el Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo
entonces?: ¡así simplemente para el bien, para bendición… dicen algunos
“para estar bien con el Dios”, rebajando y convirtiendo el Εὐχέλαιο
(efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo; como un acto mágico!
¿Cómo
harás estos Misterios, si no haces Metania, Confesión y
arrepentimiento, si no pides perdón por las cosas malas que has hecho?
¿Cómo restablecerás tu conexión y comunión con el Dios? ¡Si acaso
piensas que aplacarás y suavizarás a un Dios-policía enfadado y
vengativo! Esta percepción es totalmente equivocada. Porque el Dios no
tiene necesidad de suavización y aplacamiento. … El Dios siempre nos
ama…tanto si somos pecadores como justos, aunque estemos en el infierno
allí también nos ama. Incluso si a causa de nuestros graves y pesados
pecados nos endemoniamos también entonces nos ama, ama hasta los
demonios… Dios ama todo el mundo.
Es
cierto que el Dios no cambia nunca; somos nosotros que debemos cambiar,
arrepentirnos y regresar a Dios, de modo que venga a trabajar en
nuestro interior…
Con
los pecados que cometemos, construimos paredes alrededor nuestro y no
puede traspasar la agapi, la energía increada Jaris de Dios en nuestra
psique y hacernos bien y psicoterapiarnos. Entonces nos convertimos en
desgraciados. Si no derrumbamos esta pared con la metania, por muchos
trucos mágicos que hagamos no podemos conectar y comulgar con el Dios.
Así no se hace nada.
¡Así pues, según la teología tergiversada de Occidente, el hombre cuando es bueno entonces el Dios le ama!...
Durante la Segunda Parusía (Presencia) todos veremos a Dios pero unos como luz increada y otros como fuego increado.
Una
cosa es segura: durante la Segunda Parusía (Presencia) todos veremos y
viviremos a Dios, tanto los salvados como los infernados. Pero la
diferencia está en cómo Le veremos. Si tenemos nuestros ojos
espirituales abiertos, es decir, el nus sanado mediante la catarsis,
veremos a Dios como dulcísima Luz increada. Pero si tenemos nuestros
ojos espirituales, es decir, si nuestro nus está oscurecido,
entenebrecido de los pazos, -porque no nos hemos preocupado a través de
la Metania abrir nuestros ojos espirituales mientras estábamos en esta
vida- ¡entonces Le veremos como “fuego abrasador, consumador”, como
fuego candente!
Aquí debemos recalcar algo muy importante:
La
apertura o el abrir de los ojos espirituales de la psique es obra de
esta vida provisional. Sólo en esta vida se hace esto, no en la otra, la
eterna…y se debe hacer de nosotros en sinergia o cooperación siempre
con la divina Jaris (gracia, energía increada) que se proporciona a
través de los santos Misterios de la Iglesia Ortodoxa.
La
Iglesia Ortodoxa, pues, tiene este papel: prepararnos de manera que
veamos a Dios como dulcísima Luz sin crepúsculo e increada y no como
“fuego abrasador”.
Pensad hoy en día si sacásemos un ciego al sol.
¿Ve?
Por supuesto que no ve…pero siente la quemadura del sol y sufre…
Al
contrario, uno que tiene los ojos abiertos se alegra de la luz y de
toda la belleza de Dios. Esta es la diferencia y esta es la obra de la
Iglesia Ortodoxa:
Darnos
ojos espirituales y nos conceda sensores espirituales para que
disfrutemos con el Dios, con Su energía increada desde aquí y ahora en
esta vida como dulcísima Luz increada.
Qué es la nipsis
Νήψηs
(nipsis) Sobriedad, su principal interpretación es sobriedad, o sea, el
estado aquel que es contrario a la embriaguez. Metafóricamente en el
lenguaje ortodoxo y escritura, es la sobriedad espiritual, lucidez,
vigilancia y alerta que se expresa por la actitud del cuidado y la
vigilancia, donde el hombre inspecciona y cuida su pensamiento interior y
su fantasía o imaginación. A la vez supone inspección y vigilancia del
corazón y del nus. La nipsis depura la oración y la oración purifica,
clarifica la nipsis.
San
Hisíjio en la Filocalía nos describe algunos métodos de la nipsis: 13.
Ahora bien, cuántos métodos y maneras de nipsis existen, según a mí, que
pueden hacer la catarsis y limpiar el nus de los apasionados y malos
loyismí, no dudaré ni me cansaré de mostrártelos con un lenguaje
sencillo y sin adornos. Porque no me parece bien, en tiempos de guerra
espiritual, esconder y disfrazar dentro de este logos la utilidad
mediante palabras elegantes; sobre todo cuando es dirigido a personas
sencillas. Dice Pablo: “Y tú hijo mío Timoteo, presta atención lo que
estudias y lees” (Tim 4,13).
Un
método de nipsis es examinar frecuente y atentamente la fantasía del
malo y astuto loyismós; es decir, el “ataque o asalto”, porque el
satanás sin la fantasía no puede crear loyismí y presentarlos al nus
para engañarlo.
Otro método es mantener el corazón siempre en profundo silencio e hisijía, alejado de todo loyismós, y orar.
Otro método es rogar, suplicar continuamente al Señor Jesús Cristo con humildad para que venga en ayuda.
Otro método es tener ininterrumpido el recuerdo de la muerte.
Sobre
el importante método que consiste en mirar sólo al cielo considerando a
la tierra como nada, es también una práctica tan eficaz como otras,
hablaré al respecto más en extenso en otro momento, si ello place a Dios
y me inspira logos. Todas estas prácticas, querido mío, son como
porteros terribles que impiden los pensamientos malignos y viles.
Metropolita
Ieroteo Vlajos: «Hablando sobre la nipsis ortodoxa entendemos la alerta
y atención del hombre en mantener limpio su nus de varios loyismí
(pensamientos, reflexiones) e imágenes, fantasías que mortifican su
libertad interior y su claridad, limpieza y le separan de la comunión
con Dios que consiste en la gnosis (conocimiento increado) de Dios. En
el corazón se debe de encontrar sólo el nus, la atención y su energía y
no los loyismí. Esta nipsis se llama por los Padres de la Iglesia
también como “santa hisijía” o santa serenidad o serenidad cardíaca (del
corazón psicosomático)».
La nipsis es el camino para la adquisición de cada virtud y los mandamientos, logos de Dios.
Qué es Ἡσυχία (hisijía), hesiquía
Ἡσυχία
(hisijía), en la tradición ortodoxa como término ascético-teológico,
principalmente es la paz del corazón, el estado del nus en serenidad sin
molestias, permanencia en Dios, la liberación del corazón de los
pensamientos-reflexiones (loyismí) y liberación de los pazos
influenciados por el ambiente de manera que permanezca en Dios. Es
vivencia interior y no se relaciona necesariamente con las condiciones
exteriores. La hisijía es el único camino por el que el hombre llega a
la zéosis, expectación o semejanza. La hisijía del cuerpo es el ayudante
para llegar el hombre a la noerá (del nus) hisijía.
San
Simeón el Nuevo Teólogo dice: «Hisijía es estado imperturbable del nus y
del corazón, serenidad, libertad y gozo de la psique, base sin olas,
contemplación de la luz, rapto del nus, homilía ilustre y clara hacia
Dios, ojo vigilante sin dormir, oración noerá o del corazón, asimilación
y unión con Dios y finalmente zéosis y descanso sin dolor de los
grandes dolores de la ascesis».
Hablando
sobre la nipsis ortodoxa, entendemos la alerta, atención y prontitud
del hombre en mantener y tener su nus limpio de distintos loyismí e
imágenes que mortifican su libertad interior y su limpieza separándole
de su comunión-conexión con Dios, que consiste en la gnosis de Dios.
Esta nipsis se califica de los Padres de la Iglesia como “santa
hisijía”.
Así,
pues, hisijía entendemos el método aquel que utiliza todo hombre para
unirse con Dios y superar la muerte, que es uno de los mayores problemas
del hombre.
Qué es el ἡσυχασμός hisijasmo o hesycasmo
Cuando
hablamos de ἡσυχασμός hisijasmo o hesycasmo, no vaya nuestra mente a
los ascetas y eremitas que están en el desierto en quietud y serenidad.
El hisijasmo es el método terapéutico de la Ortodoxia. Todos nosotros
debemos utilizar este método, hacer hisijasmo. Diríamos que es un
“paquete” completo de acciones y energías psicoterapéuticas. Ahora en
este espacio no puedo analizar mucho, pero el hisijasmo es todo esto que
consiste y sugiere nuestra Iglesia ortodoxa como medios terapéuticos y
métodos: ἄσκηση-áskisis (ascesis, ejercicio, práctica espiritual),
oración incesante, la oración del corazón, metania, vida litúrgica, etc.
Ήσυχασμός
(hisijasmós) hesycasmo es el método de catarsis e iluminación del
corazón y del nus humano, es la Cristocéntrica vida espiritual ortodoxa.
Con este término expresamos la totalidad de la lucha cristiana ortodoxa
que trata de cumplir los mandamientos de Cristo, la lucha contra los
pazos, la catarsis del corazón, la atracción de la divina Jaris (energía
increada), la consecución de los dones divinos, la Iluminación
espiritual y la Zéosis o deificación y, finalmente, la oración por todo
el mundo.
En
síntesis, la causa y finalidad de las creaciones de Dios: a dónde van y
con quién deben de unirse para completarse y glorificarse; la visión
contemplación de la increada luz, la manera que el hombre se va
desarrollando y se transforma todo en luz, todo un ojo (nus), todo un
sentido espiritual en Χριστóς Jristóς Cristo.
El
método de la gnoseología sobrenatural en la Tradición Ortodoxa se llama
Hisijasmo y se identifica con la nipsis-catarsis del corazón. El
hisijasmo se identifica con la Ortodoxia. El hisijasmo fuera de la
praxis hisijasta es patrísticamente o de parte de los santos Padres
Ortodoxos impensable.
El
hisijasmo no tiene ninguna relación con el pietismo (exterior) todo lo
contrario. El pietismo se ha desarrollado por los protestantes que trata
de praxis exteriores, que no tienen nada de ver con lo interior. En la
Ortodoxia hablamos de movimiento del como imagen al como semejanza y
unión con Dios por la increada jaris, los misterios y la ascesis.
San
Isaac el Sirio: La vida Hisijasta se practica principalmente la oración
noerá o del corazón o de Jesús (el centro de las fuerzas psicosomáticas
del hombre): «Jesús Cristo Kirie-Señor, eleisón me, compadécete, ten
misericordia o compasión de mi, que soy pecador».
Ἡσυχασμός
(hisijasmós) hesycasmo: forma de vida de los Monjes anacoretas, que
buscaban a conectar y comunicarse con el Dios a través del aislamiento,
la hisijía y el silencio.
El
hisijasmo poco a poco se hizo un movimiento espiritual que consiste en
autoconcentración, el recogimiento, la nipsis y la oración incesante,
principalmente la oración del corazón o la invocación del nombre de
Jesús: «Κύριε Ιησού Χριστέ, Υιέ του Θεού, ελέησόν με. Kirie Jesús Cristo
Hijo de Dios, eleisón me». Primer maestro del Hisijasmo fue el alumno
de Orígenes, Evagrio (399 dC). Fundadores y representantes del ortodoxo
Hisijasmo son: San Macario de Egipto, san Diádoco de Fótica, San Juan el
de la Escalera, san Simeón el Nuevo Teólogo, san Gregorio Palamás, san
Nicodemo el Aghiorita, san Serafín de Sarof…
El hisijasmo en la ciudad
Pero
me dirán: ¿Padre Savas, nos vas hacer monjes? Yo no me avergüenzo os lo
diré: sí, pero sin túnicas, pero con conducta y actitud hisijasta
dentro de vuestra casa con vuestra familia y en vuestra ciudad. Porque
este tipo de vida conduce al restablecimiento de la salud psicosomática
del hombre. Este método psicoterapéutico que se está salvaguardando con
sangre y martirio en los Monasterios Ortodoxos -a pesar de las
persecuciones que sufre desde la época de Jesús Cristo- cuando la
pongamos en nuestra casa, en nuestra psique y se aplica, entonces nos
“psicoterapiamos”, nos sanamos psicosomática y plenamente.
Hoy
desgraciadamente casi en exclusividad sólo en los monasterios ortodoxos
se salvaguarda la verdadera psicoterapia. En los tiempos Bizantinos
estaba también entre la gente del mundo. Esta psicoterapia la vivían y
la aplicaban muchos hombres laicos, es decir, eran hisijastas en el
mundo. ¡Si leéis, por ejemplo a san Efrén el Sirio (siglo 4), veréis que
dice que en las ciudades se hacía ascesis ejercicio espiritual más que
en los monasterios!
Hoy
te dicen que: “estas cosas se han perdido, una cosa es ser laico y otra
monje. Te dirán que está justificado que la vida del laico en el mundo
sea más “light”, no puede hacer un laico lo mismo que un monje”.
¡Totalmente equivocado, grandísimo error! Todos estamos enfermos, laicos
y monjes. Si no entras al proceso de terapia del hisijasmo, aunque seas
monje en el monasterio no te sanas: ¡no te sana el lugar sino el
método, la forma!
Así que cuando oímos hisijasmo, entendemos todo este método terapéutico.
La vivencia y experiencia de la terapéutica ortodoxa es para ayudar también al prójimo.
Este
es el papel de la terapéutica ortodoxa. Nosotros los ortodoxos que
actualmente estamos dentro en el terrorismo internacional, en la
brutalización y la desesperación, ahora es cuando debemos tener abiertos
nuestros ojos (físicos y psíquicos), aprender bien y correctamente el
método psico-terapéutico ortodoxo… Aprender bien este método, no
encefálicamente, intelectualmente sino experimentarlo, vivirlo. Debemos
tener en nuestro interior salud espiritual para así poder ayudar a este
mundo afligido, a la gente desesperada que nos pedirá ayuda.
El padre y ahora santo Paísios decía: “Vendrán días que la gente os cogerán de la manga y os dirán: “dinos algo de Cristo”.
¿Qué
les vamos a decir entonces sobre Cristo? ¡Mirad que bellas vestimentas,
o túnicas tenemos, qué bonitas Iglesias y qué imágenes (iconas) más
bellas! Esto a ellos no les dice nada. No son estas cosas que atraerán,
sino la terapia de la psique que se les ofrecerá a través de la
Ortodoxia. Este tipo de obras de arte que incluso las honran como
ídolos, ellos también tienen. La Ortodoxia no los atraerá con ofrecerles
nuevos ídolos como haría cualquier religión. La “baza” de la Ortodoxia
por la que conquistará el mundo es su método terapéutico, a través de la
que se psicoterapia, se sana y sólo por ella se sana la psique
humana!!!
El
propósito de la Ortodoxia no es dar en los nuevos creyentes un nuevo
“fetiche” o amuleto. Hasta ahora los negros por ejemplo en África, los
idolatras… tenían sus propios “fetiches”.
Ahora
bien, ¿los Ortodoxos qué propósito tenemos? ¿Acaso reemplazar con obras
de arte y fetiches de los negros con nuevos “ortodoxos”? ¿O a caso los
Ortodoxos deben ir en misiones para los pueblos paganos para cambiarlos
la religión y los fetiches?
-¡Por
supuesto que no! Teníamos como fetiche el hueso del mono u otra cosa
nos dirán, ¿entonces qué? ¿Les ofreceremos como fetiche la cruz?
¡Ay
si se ofrece así la Ortodoxia!… Otra vez resultará ser una
superstición. Para los paganos será otra vez una nueva religión y no la
verdadera psicoterapia. Si no les damos la terapéutica de la Iglesia
Ortodoxa, si con la Jaris, (gracia, energía increada) de Dios no les
sanamos, entonces no habremos hecho nada… Pero para que tú des al otro
esto, debes primero hacerlo tú en ti mismo.
El que se “psicoterapia”, se sana en la Ortodoxia puede instruir también en la terapia y sanar a su prójimo.
Aquí
es donde podríamos decir lo admirable y bello de la Ortodoxia. Cuando
has hecho en ti mismo la psicoterapia ortodoxa, es decir, te has
psicoterapiado y sanado a través de la Jaris (gracia, energía increada)
de Dios, después te conviertes en terapeuta o médico de la psique de los
demás… No os parezca extraño o raro esto. ¡Te conviertes en Guía padre y
madre espiritual! Aunque no te vistas con sotana o hábito. Adquieres
hijos espirituales… Puedes mostrar la Luz increada y ayudar también a
los demás.
Desde
el momento que entras en el proceso de la catarsis y te vas iluminando,
comienzas a ejercer una terapia también a los que están en tu
alrededor. ¡Esta es la belleza y la grandeza de la Ortodoxia!... ¿Por
qué? Porque te conviertes esencialmente ya portador del Espíritu Santo y
el Espíritu Santo es El que ejerce esta terapéutica. No eres tú el que
lo hace, ni en ti, ni en los demás, sino el Dios lo hace… el Espíritu
Santo.
Esta
es la verdadera, ortodoxa y santa misión. La Iglesia ortodoxa no hace
misión sacra tipo occidental: mandar legiones de misioneros para someter
y subyugar, esencialmente, a los “infieles”… La Ortodoxia hace misión
santa a través de la terapéutica. Manda a un hombre psicoterapiado,
sanado, el cual puede ser que no hable la lengua local… puede que sólo
circule entre ellos. ¡Pero a éste que el otro le ve, recibe el mensaje
de que aquí hay salud, aquí está la Luz increada, aquí está el Espíritu
Santo! Y es misionero porque tiene en su interior la Luz increada de
Dios. Esta luz increada sale también de su cuerpo, de sus ojos, de su
voz y de su silencio, sale de todas partes. Esta es la misión sacra
Ortodoxa.
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el Aghiorita y respuestas
Pregunta
sobre la cantidad y la calidad en la oración: dicen que nosotros no
podemos conseguir la calidad de la oración, porque el Espíritu Santo es
el que nos regala la oración pura y lúcida. Nosotros lo que podemos
hacer es dar la cantidad, es decir, orar lo máximo que podamos… Yo leo
en los libros que debemos… y los Padres dicen que nosotros que vivimos
en el mundo y tenemos muchas ocupaciones podemos en principio en los
tiempos libres llenar nuestros vacíos intentando decir la oración del
Corazón “Jesús Cristo Señor, eleisón me” lo máximo posible y de
cualquier forma; estamos comiendo, trabajando o conduciendo…decir la
oración. Así cubrimos el tiempo libre, ¿pero es suficiente esta
cantidad?
Respuesta
Padre Savas: No es suficiente, porque desgraciadamente tenemos tantas
ocupaciones que al final no quedan ni cinco minutos para hacer este
Trabajo, esta Obra de oración pura y lúcida… porque realmente este
Trabajo de la oración noerá o del corazón requiere tiempo.
Para
que el corazón haga la catarsis, sanarse y así poder hacer
correctamente oración hacen falta muchas horas. No lo digo yo, lo dice
san Juan Crisóstomo desde el siglo 4º, exhortaba a los fieles del mundo
que orasen por lo menos 4-5 horas diarias!...
Como
me preguntáis sobre la cantidad, os digo que las preocupaciones sobre
muchas cosas materiales son un impedimento a la oración.
Me dirás: tengo tantos trabajos que no me da tiempo.
-Pues, ¡recorta los trabajos! Nuestro trabajo principal es este.
¿Por qué el Cristo dijo: no os “preocupéis”…por qué dijo tened cuidado de las espinas… no vaya ser que os ahoguen?
-Las espinas precisamente son las preocupaciones mundanas y los trabajos.
Y
aquí decimos: Compraré una máquina para que me ayude, así tendré más
tiempo libre. Compramos la máquina y después decimos: Ya que tengo la
máquina voy hacer esto y aquello, y finalmente caemos en otra trampa.
¿Cuál trampa? Pues, hacer muchas cosas, ya que se aumentaron nuestras
capacidades con la máquina, con el fin de alimentar mucho más nuestros
pazos y sobre todo nuestro egoísmo. Así en vez de tener más tiempo
tenemos menos y más angustia y estrés. Porque la máquina en algún
momento se estropeará…, deberás arreglarla, etcétera… por supuesto que
en principio tendrás que aprender a manejarla… después cuando salga algo
nuevo deberás cambiarla… y así caemos en esta trampa.
Por
eso los Padres hablaron de insolvencia o pobreza material, de
autosuficiencia y de vida sencilla. Ten las mínimas cosas materiales
posibles y así no tendrás muchas ocupaciones. ¡Veis cómo retornamos en
la instrucción terapéutica de la Iglesia!
Pregunta sobre la necesidad de un Guía Espiritual o Yérontas experimentado.
Respuesta:
Todo lo que hagamos no debemos hacerlo basándonos en nosotros mismos.
Debemos tener y preguntar siempre nuestro Yérontas o Guía Espiritual. Él
nos dirá cómo progresar en la oración. Por supuesto que este Guía debe
el mismo estar terapiado, sanado. ¡Atención, aquí no puede ser
cualquiera!
Debes
encontrar un Guía espiritual terapiado, sanado, que conozca por
experiencia vivida la terapéutica de la Iglesia ortodoxa y no sólo de
libros. Este método terapéutico le conocen por experiencia, por lo
general, aquellos que han vivido en monasterios con verdadera
obediencia. Lo repito, no porque yo he vivido y vivo en monasterio, sino
porque allí se salvaguarda este método terapéutico casi exclusivamente y
no en el mundo.
Pregunta
sobre la iluminación del nus: ¿La iluminación es un estado que es
estable o el Espíritu Santo unas veces viene y otras se retira?
Respuesta
Padre Savas: Cuando uno avance a la iluminación, éste estado es
estable. Existe constantemente y es una situación que se vive las
veinticuatro horas del día. ¡Es decir, hasta cuando duermes…ora el
Espíritu Santo en tu interior y lo percibes hasta en el sueño! Es esto
que dice el Cantar de los Cantares: “Yo duermo pero mi corazón está en
vigilia, vigilante”. ¿Cómo en vigilia? Con la oración incesante. El
corazón no cesa de remitir oraciones las 24 horas. Este es el estado de
Iluminación. Entonces el hombre se hace templo del Espíritu Santo.
Pregunta
sobre compunción-iluminación-lágrimas: ¿tiene alguna relación la
iluminación con la compunción? Es decir, ¿en la Iglesia el hombre que
está en plenitud de oración y en estado de compunción, podemos decir que
está iluminado?
Respuesta
del Padre Savas: Depende, puede que sí, puede que no. Sobre tema de la
compunción, de las lágrimas, hace falta tener Yérontas o Guía espiritual
iluminado para decirte exactamente lo que ocurre. Hay muchos tipos de
lágrimas.
Existen lágrimas emocionales: es decir, estas lágrimas son cuando uno se acuerda de algo, se emociona y llora.
Existen
lágrimas egoístas: alguien me ha dicho algo y no aguanté y me salieron
las lágrimas…porque tengo egoísmo, porque se ha picado el egoísmo. Dice
el marido una palabra y la esposa no aguanta y empieza a llorar… Estas
lágrimas por supuesto que no tienen ninguna relación con la compunción.
Con estas lágrimas el hombre no recibe la jaris (gracia, energía
increada) sino que infierna, entenebrece más su nus y su psique.
También
existen las lágrimas de metania, de arrepentimiento, estas que derramó
Pedro… lágrimas amargas: “Lloró amargamente”, dice el Evangelio.
Existen
también las lágrimas dulces que son otro tipo y vienen cuando viene la
Luz increada de Dios, el Espíritu Santo. Entonces el hombre llora y se
alegra, deleita y alimenta su psique de la agapi (amor, energía
increada) de Dios. Hace tener Guía espiritual o Yérontas para decirle
uno cuando debe y cuando no debe cultivar las lágrimas que le vienen y
qué tipo de lágrimas debe cultivar.
Pero
os voy a decir un secreto: uno puede hacer un cambio de tendencia. Por
ejemplo, si le han venido lágrimas de cualquier tipo que sea, pues, que
las cambie en lágrimas de metania, arrepentimiento. Puede decir:
“perdóname oh Dios mío”. Puede si quiere comenzar a confesarse ante
Dios: “he hecho esto, aquello… soy pecador, perdóname”. Por lo tanto,
aunque las primeras sean lágrimas egoístas, después rompe, podríamos
decir, “la columna vertebral del diablo” y las cambia en lágrimas de
metania.
Pregunta: cuánto aguantamos en la oración, y cuándo es mejor.
Respuesta
Padre Savas: Lo diré así de sencillo. Si has comenzado hacer oración
significa que has comenzado a respirar. Entonces, cuando preguntamos
“cuánto aguantamos orando” es como si preguntásemos: ¡cuánto aguantamos
respirando!!! Decidme: ¡aguantas respirar sólo 5 minutos de las 24
horas! ¡O no aguantamos ni 2 minutos sin respiración! ¡Es de locos lo
que os digo! Sin embargo esto es lo que hacemos…
Mirad:
por muy loco que parezca esto es lo que hacemos… Nuestra psique respira
cinco minutos por la mañana y cinco por la noche… El resto de las 23
horas y 50 minutos qué hacemos. Pues, no respiramos, es decir, no
oramos.
Eh!... ¿entonces es justificado que tengas angustia, estrés y ansiedad?
-Absolutamente que sí.
¿Es justificado que tengas asfixia?
-Absolutamente que sí.
¿Y te moleste todo?
-Por supuesto que sí; si tapamos la nariz y la boca, veremos que más de dos minutos no aguantamos sin respiración.
¿Sabéis lo que ocurre?
¡Cuando
empezamos hacer la oración del corazón, la noerá o de Jesús
constantemente, ya no nos preguntamos “cuánto aguantaremos, sino lo
contrario, no aguantaremos no hacerla!
Pregunta sobre: la iluminación y cómo uno llega en este estado.
Respuesta:
En el estado de iluminación el hombre ora incesantemente. En plena
iluminación la oración se autoactiva. Es decir, se dice por sí sola en
el corazón del hombre.
-Pero cómo se llega allí.
Al principio uno se aprieta y se esfuerce hasta que se acostumbre a orar.
-Qué hace el recién nacido cuando sale del vientre de su madre.
Al
principio llora, porque sale a un ambiente extranjero. Pero si no llora
no respirará. Así es… Debe llorar para tomar la primera respiración.
Después quiere tomar continuamente respiraciones; pero si no toma la
primera respiración sufrirá asfixia; allí hace falta un poco de
esfuerzo; pues lo mismo sucede con la oración noerá, del corazón o de
Jesús. ¡Al principio hace falta esfuerzo, pero después cuando empiezas a
respirarla no sólo no hace falta esfuerzo sino que cuesta pararla! ¡No
quieres pararla!
Ahora
bien, nosotros que estamos en esta situación enferma, ¿sabéis qué nos
ha pasado? Pues, estamos como uno que se ha acostumbrado beber petróleo.
¿Es normal beber petróleo?
-Naturalmente
que no es normal. Desde el momento que pararás de beber petróleo,
entenderás qué tontería hacías hasta ahora y después no querrás volver a
beber. Esto significa que el hombre ha llegado en el estado de
iluminación. Después no recaes, es muy difícil recaer al pecado. Porque
nuestra naturaleza es no pecar.
Falta la verdadera metania.
-¿Nosotros por qué vamos hacia atrás?
Porque
no hacemos metania verdadera. Simplemente cambiamos de opinión. Vamos
al Guía espiritual y le decirnos: “sabes Padre, estoy muy triste porque
he hecho esto, esto…lo he vuelto hacer”, pero desgraciadamente no
cambiamos de mentalidad, no nos convertimos ni arrepentimos, es decir,
no tomamos la decisión de hacer una revolución, una explosión en nuestro
interior y decir: ¡se acabó a partir de aquí pondré toda la atención de
mi nus y mente en contacto consciente con Dios con la oración.
¿Pero con fuerza?
-Sí,
debemos luchar con fuerza para hacer una revolución, una explosión e
incisión en nuestro interior y comenzar este proceso de la catarsis.
Pregunta sobre: la fuerza, el cansancio y la dificultad en la oración incesante.
Respuesta
del Padre Savas: La oración noerá, del corazón o de Jesús, como hemos
dicho ya, al principio hace falta fuerza, violencia. Aquí es cuestión de
fe. Si crees en Dios, harás la oración noerá o del corazón. Porque el
Dios esta oración la ha dado como mandamiento. El Dios pide de nosotros
que oremos incesantemente. Lo dice el Apóstol Pablo a los
Tesalonicenses… El Cristo nos lo ha dicho en la parábola de juez
insensato con la viuda: que oremos incesantemente, sin parar…”. Y
también nos lo dice San Pablo: “Orad sin cesar”. Cuando nosotros hemos
comenzado hacerla correctamente e incesantemente esta oración monologa,
en algún momento vendrá el Mismo Espíritu Santo y la hará.
Pregunta: ¿Cómo nos acostumbraremos en la oración noerá, del corazón o de Jesús?
Respuesta
del Padre Savas: Al principio hazla tal y como puedas… os diré un
método. Conocí una persona que hacía oración noerá, del corazón 2 horas
por la mañana, 2 horas al mediodía y dos horas por la noche, a veces de
pie y a veces arrodillada. Se forzó y se cansó, pero la aprendió… y
después la hacía las 24 horas; y después la hace el Espíritu Santo; ya
no hay fuerza ni cansancio sino alegría.
Como
ves, debes poner un programa, igual que los atletas. Hacen muchos
ejercicios físicos, mucha gimnasia, hacen cosas fuertes e increíbles,
suben, bajan escaleras, caminos malos, se torturan, etc., para tener
piernas fuertes. Y esto, ¿para qué? Para ganar una copa y tener fama. ¡Y
qué! Después de unos años nadie se acuerda… Si para todas estas cosas
vanidosas nos cansamos tanto, ¿no deberíamos cansarnos un poco para las
cosas espirituales y eternas?
Pregunta: ¿la vida espiritual cansa?
Respuesta
Padre Savas: Pero en el espíritu no es así, no tiene este tipo de
fatiga. En las cosas espirituales es a la inversa, es decir, hacemos lo
contrario a nuestra naturaleza, pero volvemos en nuestro estado
natural.; hacemos algo fisiológico. Mientras que hasta ahora caminábamos
con las manos, con el ejercicio espiritual en Espíritu Santo volvemos y
comenzamos a caminar normal. ¿Esto tiene fuerza? Sí, al principio; pero
una vez que lo haces y te has acostumbrado un poco, después no quieres
volver a revés y caminar con las manos.
Esto
es el pecado, caminar al revés. Esto es la no metania, ni
arrepentimiento. Es decir, ¡cuando nuestro nus está esparcido y nuestro
corazón (psicosomático) está lleno de loyismí (pensamientos, fantasías,
ideas y meditaciones)… es como si anduviéramos con las manos! Así pues,
de verdad, cómo vamos a vivir así…
Pregunta sobre la voluntad de Dios y la oración incesante del corazón.
Respuesta
del Padre Savas: Si en cada momento tienes en tu nus la voluntad de
Dios, entonces tendrás también oración. Mirad, la oración no es
solamente decir unas palabras. Puede ser que digas palabras sin estar
atento a ellas; por tanto no haces nada. Pero cuando tienes tu nus en
contacto consciente en hacer la voluntad de Dios, entonces dices: ¿cuál
es la voluntad de Dios? ¿Cuál es el primer mandamiento?: “Amarás a Dios
con todo tu corazón, con toda tu mente-diania y con toda la fuerza de tu
voluntad”. ¡He aquí! ¿Qué quiere decir con toda tu mente-diania? Pues,
eso de pensar y estar en contacto consciente con Dios continuamente. He
aquí, esto es la oración: pensar siempre en Cristo.
Tenía
una persona que se confesaba en mí. Me dice: “Páter yo no decía nada;
sólo tenía mi nus y mi mente en Cristo. Es muy cansino Páter, me dijo,
me cansé mucho… ¡Pero después tenía muchas zeosis, contemplaciones,
expectaciones divinas! He aquí la oración: que no se marche de Cristo la
atención de tu nus y la conciencia de tu mente.
Pregunta sobre la agapi a Dios y la dificultad en la oración incesante.
Respuesta
del Yérontas Savas: Es como cuando amas a una persona. ¿Decidme, hace
falta fuerza cuando piensas en esta persona?... No, no hace falta
fuerza, el nus va allí y está continuamente allí… ¡Puedes estar
circulando por donde sea, digamos en centro de la ciudad, y que haya
mucho tumulto y ruido en tu alrededor pero tú no ves ni oyes nada!
Porque la atención de tu nus-espíritu está allí en la persona que amas.
Así es la relación con el Cristo, el Divino Eros (amor). Esto quiero dar
a entender cuando digo amar a Dios.
Por
supuesto que en esto no hace falta fuerza o esfuerzo. Desde el momento
que se encienda esta agapi a Dios, no se requiere ningún esfuerzo, ni
fuerza; totalmente oras espontáneamente. Pero dirás: “Yo que no Le he
amado, ¿cómo lo voy hacer?”. Pues, al principio hace falta un poco de
esfuerzo. Es esto que dijo nuestro Cristo: “La Realeza increada se
fuerza y los violentos La arrebatan”. Al principio debes pensar en Él
voluntariamente y te esforzarás un poco. Es como cuando intentas
encender un fuego. ¿Qué pasa? Al principio de ahúmas, el fuego no se
enciende inmediatamente. Las maderas sacan humo, los ojos sacan
lágrimas, pero después… cuando el fuego se ha encendido bien se va el
humo y la humedad de la leña, entonces te calientas y te alegras; y
estás muy bien allí alegre en el calor del fuego. Lo mismo sucede
también con la oración incesante.
Pregunta: ¿Cómo aprendemos la voluntad de Dios?
Respuesta:
Esto es posible sólo si tenemos Yérontas o Guía Espiritual. Solos no
podemos encontrarla. Leed todos los libros espirituales, no vais a
encontrar la voluntad de Dios; porque no es cuestión de conocimiento
encefálico, del cerebro o intelectual; es cuestión de humildad, de
obediencia, de la Divina Jaris (gracia, energía increada) y la
experiencia de Dios, de manera que conozcas en cada momento concreto qué
quiere el Dios de ti y qué decisión debes tomar.
Por
eso hace falta Guía Espiritual o Yérontas: él te indicará el camino y
te dará las llaves, de modo que poco a poco sepas encontrar en cada
momento la voluntad de Dios. Llegará el momento que con la Jaris de Dios
tú mismo solo podrás discernir. Pero esto no se hace al comienzo.
Primero debes pasar por la catarsis y llegar a la iluminación. Entonces
podrás no solo conducirte a ti mismo –pero esto no significa que no
debes tener Guía o Yérontas- sino que podrás ayudar a otros e indicarles
el camino por el que pueden llegar allí donde tú estás ahora.
Realmente
esta cosa bella sucede en la Iglesia Ortodoxa. ¡Cuando has hecho la
catarsis, después puedes tú también convertirte en médico, terapeuta de
los demás!
«Pedid primero el reinado de la realeza increada de Dios»
«Pedid
primero el reinado de la realeza increada de Dios y todo lo demás os
será añadido». Pedir la Realeza significa que pido que reine el Dios con
Su energía increada en mi interior, que sea Él el Dueño y Señor de mi
reino y mi reino es mi cuerpo.
Pero
esto debemos creerlo. Allí está el problema: “¿Por qué tengo que
creerlo, dicen algunos, por qué tengo que hacerlo? Si no crees,
naturalmente no tienes ninguna motivación. Debes creer que se tienen
que abrir tus ojos espirituales, porque si no se abren aquí en esta
vida, después es imposible… En el Hades no hay metania, esto
precisamente es la enseñanza básica de la Ortodoxia. Esto es un elemento
muy importante de la Ortodoxia; si no abres los ojos espirituales desde
aquí, en la otra vida esto es imposible.
No
es una casualidad abrir tus ojos espirituales; tú debes hacerlo, por
supuesto con la ayuda de Dios; ¡lo haces con la Jaris (energía increada)
de Dios no tú solo! Pero debes querer hacerlo en esta vida. ¡Tened
cuidado!
La iglesia es principalmente para esta vida.
Pero existe -desgraciadamente también en algunos ortodoxos- este engaño de que la Iglesia nos prepara para la otra vida.
¡Error gravísimo!
La
Iglesia Ortodoxa no nos prepara para la otra vida, sino para esta…
¡Para que aquí se nos abran los ojos espirituales para obtener y gozar
aquí y ahora la Realeza increada de Dios, el Paraíso! Si al Paraíso no
lo encuentras de esta vida aquí y ahora, tampoco en la otra vida lo
encontrarás. Porque en la otra vida no hay metania, no podrás
arrepentirte y confesarte.
La Iglesia no está para que las cosas nos vayan bien;
Hay
algunos que creen que la Iglesia existe para que las cosas nos vayan
bien en esta vida. Esto también es un error. Si consideramos así la
Iglesia Ortodoxa, la vemos como una superstición, como una de las otras
religiones creadas por los hombres. La Ortodoxia no es una religión; la
Ortodoxia es la apocálipsis-revelación de Dios al hombre con el
propósito de sanar, “psicoterapiar” y curar el nus, la psique y el
cuerpo del hombre.
La educación de los hijos en la oración incesante del corazón.
Puede
el padre o la madre reunir a los hijos debajo del iconostasio y
decirlos: “hijos, venid para hacer cinco minutos juntos la oración
«Jesús Cristo Dios, eleisón me, compadécete de mí o de nosotros…Κύριε
Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν με». O más corto aún: “Cristo Dios eleisónme o
eleisón-nos…ayúdame o ayúdanos, compadécete de nosotros, alívianos,
protégenos…” Sólo por cinco minutos”.
Así
empiezas a tirar de las correas de la máquina, como decía el nuevo
Santo Paísios, hasta que comience arrancar la máquina. Especialmente en
el niño como su psique está pura no tiene tantos pazos y loyismí
(pensamientos y fantasías) como nosotros los mayores, se alegra y
entiende fácilmente qué significa oración noerá del corazón o de Jesús.
Después le gusta y quiere hacerla continuamente. Los niños no están tan
entenebrecidos como los mayores. Por tanto, después los 5 minutos se
pueden hacer 10, 15…
Cuando
uno ha comenzado así el día intenta hacer la oración también durante el
desayuno… Cuando la vuelve hacer, digamos, otros cinco minutos al
mediodía antes de comer, y por la noche otros cinco minutos antes de
dormir, entonces entran al proceso de la incesante memoria de Dios. Así
poco a poco con el tiempo debemos decir el niño que el resto de las
horas debe intentar acordarse de Cristo. Porque si por cinco minutos
construimos, y después de 3-5 horas derrumbamos, entonces no se hace
nada esencial.
La instrucción a los hijos, en general.
Lo
básico es que los hijos tengan un Guía espiritual o Yérontas, verlo a
menudo y hacer obediencia a él, se entiende que el Guía Espiritual es
conocedor de la terapéutica ortodoxa, y el mismo es un hombre
psico-terapiado, sanado – esto es muy básico.
Tiene
una importancia muy grande lo que hacen los padres en su vida personal,
como personas luchadores espirituales. Por ejemplo, si hacen oración
noerá del corazón, como es debido, entonces los hijos los imitarán,
porque los hijos copian a los padres. No basta que los padres les digan
sólo cosas buenas. A medida de lo posible deben hacer oración junto con
los hijos…
Pues ahora vamos a orar. ¡Fin, gracias y gloria a Dios!
3ª Parte: La La agapi del hombre a Dios y la agapi de Dios a los hombres.
(De otra homilía sobre agapi del Hieromonje Sabas el Aghiorita.)
El primer mandamiento
La
agapi a Dios, el primer mandamiento ilustre que nos ha dado el Dios:
“Amarás a Dios con toda tu psique, con toda tu mente, con todo tu
corazón y fuerza de tu voluntad, y al prójimo como a ti mismo” (Mt
22,37).
Esta
agapi cuando se hace propiedad del hombre, le transforma y le convierte
como fuego. Esta es la agapi que cultivaron los Santos y a esta debemos
nosotros cultivar por encima de todo.
El
Padre y nuevo Santo Paísios el Aghiorita dice: “para mí hay tres tipos
de agapi: a) la agapi carnal que está llena de microbios espirituales,
b) la agapi mundana que es hipócrita, de apariencia y sin fondo; y c) la
espiritual que es la agapi verdadera, pura, “cara” y costosa. Esta
agapi es inmortal”, (“Logos del Yérontas Paísios, tomo 5, Pazos y
virtudes”). Cuando nos referimos a la divina agapi espiritual nos
referimos a la agapi (amor, energía increada) del Espíritu Santo. Igual
que cuando hablamos de vida espiritual entendemos la vida en Espíritu
Santo. Es decir, vida con y dentro al Espíritu Santo. Además éste es el
hombre espiritual, el Santo-espiritual; es aquel que ha llenado y
colmado su psique, su corazón con la energía increada del Espíritu
Santo. Hombre espiritual es aquel que está dirigido por el Espíritu
Santo y todos sus pensamientos, todas sus reflexiones, energías,
acciones y emociones están regados con la Jaris (gracia, energía
increada) del Espíritu Santo.
La
agapi increada a Dios se consigue con la oración incesante del corazón,
la noerá o de Jesús. Nos enseña, pues, el Padre Paísios el cómo
conseguir esta agapi espiritual hacia Dios y hacia los hombres, dice:
“debéis tener la atención de vuestro nus (espíritu del corazón de la
psique) continuamente en Dios” (Idem. Pag. 102).
Realmente
para amar a Dios, el método o modo es tener contacto consciente con
Dios a través de la oración. Dicen los Santos Padres y en esto coinciden
todos que: cuando el hombre piensa en Dios entonces Le ama. Cuando más
piensas en Dios más Le amas. Cuando piensas incesantemente a Dios,
entonces realmente enciendes un fuego en tu interior, en tu corazón.
Los
Santos Padres nos han enseñado la oración noerá o del corazón como una
forma muy efectiva y fácil de amar a Dios. “Decid la noerá oración,
hablen con Dios. ¡Cuando el hombre hace este trabajo, al principio
siente un poco la agapi de Dios; y más tarde mientras progresa más y
más, mucho más”, enseñaba el padre Paísios.
Con
el contacto consciente con Dios a través de la oración el hombre no
sólo empieza amar a Dios sino que siente que el Dios le ama. Esto es lo
más importante, que el Dios nos ama a pesar de que somos pecadores.
Muchas
veces nos quejamos porque no podemos concentrarnos en la oración. La
causa es que no hemos amado bastante a Dios. Cuando amas a alguien es
obvio que le cuidas también. En principio tienes cuidado lo que tú dices
y también estás atento en lo que él te dirá. Así debe ocurrir también
con nuestra conversación con el Dios.
Observa
otra vez el Yérontas Paísios: “Cuando se ha encendido la agapi
espiritual, se alumbra y arde todo el pecho. Allí en el pecho se
enciende un fuego; el hombre se quema de la gran llama y la dulce agapi
de Dios. Realmente vuela y ama con una agapi real y maternal” (Idem
204-5).
La
llama Divina hace la Catarsis del corazón del hombre y le colma de
deleite y gozo espiritual. Con la Divina Jaris (gracia, energía
increada) se realiza la catarsis del corazón del hombre. La catarsis del
hombre no es solamente una kénosis (vaciamiento) de nuestro cerebro y
corazón (psicosomático), sino que a la vez es una compleción y plenitud
de todo el interior del hombre por el fuego de la Divina agapi increada.
Entonces es cuando se quema cualquier otra agapi inferior, todo tipo y
forma de agapi carnal y mundana y toda cosa que roba parte del corazón
del hombre.
Entonces
es cuando la psique siente las divinas hedonés-placeres que no se
comparan con ningún otro placer. Cuando se encienda esta divina agapi
(amor, energía increada) entonces el hombre siente muy grandes
placeres-hedonés y gozos espirituales. Estos placeres son incomparables
con los terrenales de estos que la mayoría de la gente estima demasiado:
la buena comida, la agapi carnal, los placeres carnales y todas estas
cosas alrededor del cuerpo, el dinero y la vanagloria mundana.
La
agapi de Dios “funde” al hombre. Tal y como el Dios es infinito, así
también Su energía increada que se llama agapi es infinita. Si el hombre
sintiera un poco de esta agapi, entonces su corazón de barro tiende a
disolverse, el hombre no puede aguantarla y se disuelve porque está
hecho de barro.
“Cuando
el hombre entrega su corazón completo a Dios entonces lo ama todo. No
sólo todos los hombres, sino también los pájaros y los árboles, incluso
las serpientes y los demonios”, como nos dice el Abad Isaac el Sirio.
Este diríamos que es un hombre universal, ecuménico con todo el sentido
de la palabra.
La
agapi hacia Dios es la energía increada de Dios, la cual inunda al
hombre cuando éste ora y participa en las Divinas Liturgias, cuando está
en metania y estudia el logos de Dios. Cuando el hombre ama
verdaderamente a Dios, entonces ama también todas Sus obras, las respeta
y las honra.
La
agapi hacia Dios es una borrachera, embriaguez; dice el Padre Paísios:
“Si el hombre se emborracha espiritualmente con el vino celeste, su vida
aquí en la tierra se hace martírica… La borrachera Celeste es buena,
pero uno debe estar allí al interminable barril celeste. Deseo que
encontréis el divino canal celeste y os emborrachéis continuamente del
vino paradisíaco” (Idem pág 208). ¡Veis con qué fuerza viva y
experimentalmente nos habla el Yérontas, desde el fondo de su corazón!
Quizás me dirán: ¿Estas cosas son para nosotros los mundanos o quizás sólo para los monjes?
-No,
no son sólo para los monjes, son para todos. Esta borrachera divina,
esta embriaguez de la psique, como también la llama san Juan el Clímaco
es para todos. Todos podemos saborearla porque todos somos imágenes de
Dios y todos tenemos dentro en nuestro DNA espiritual la programación,
la perspectiva y el destino a convertirnos y hacernos a semejanza de
Dios, es decir, sobre todo hacernos Agapi, puesto que “el Dios agapi
es”(1Jn 4,8).
Cuando
hemos amado a Dios entonces nos hacemos “omnipotentes”. Todos tenemos
la fuerza, la facultad y la llamada de participar en esta energía
increada-cualidad de Dios que es la agapi. “El Dios agapi es y el que
permanece en la agapi permanece en Dios” (1Jn 4,16), dice el Mismo
Señor. Y como “el Dios agapi es”, por eso el que permanece en esta
agapi, podríamos decir que éste también se hace uno y se convierte en
pequeño dios. Se asemeja a Dios y se hace también todo fuego, tal y como
el Dios es Fuego (Fuego Abrasador). Se hace todo luz increada, tal y
como el Dios es Luz increada. Es decir, a la medida de lo posible para
el hombre, él también adquiere por la Jaris (gracia, energía increada)
las cualidades de Dios. Por eso los santos eran como pequeños dioses:
tocaban los endemoniados y salían los demonios. Bendecían a los enfermos
y se sanaban. Con sus oraciones cambiaban los acontecimientos y con sus
súplicas cambiaron el curso de la historia. Con la Divina Jaris
increada podían hacer de todo, eran “omnipotentes”. Esto sucedía porque
el Dios es Omnipotente y operaba a través de ellos.
Pero
el Dios operaba a través de ellos porque precedió en sus interiores la
catarsis de los pazos. La agapi (amor, energía increada) de Dios quemó
toda la basura, todos los escombros y todos los pazos que había en ellos
-desgraciadamente existen en el corazón de todo ser humano- y así se
convirtieron en residencias de Dios.
La gran fiesta: la venida de la Divina Jaris increada.
Cuando
venga esta Jaris (gracia, energía increada) y encienda el fuego en
nuestro corazón, entonces realmente comienza la gran fiesta. San Siluán
el Athonita nos dice: “Señor eres bondadoso. Agradezco Tu misericordia.
Me has mandado Tu Espíritu Santo y a mí que soy pecador me has dado
saborear Tu agapi; y mi psique es atraída hacia Ti que eres Luz increada
e invisible”.
¡Admiremos
la humildad del Santo, cuán profunda siente su enfermedad!... Confiesa:
“yo soy pecador, y a pesar de esto Tú condescendiste a venir en mí y
revelarme Tu agapi (amor, energía increada). ¡Señor, quién podría
conocerte si Tú Misericordioso no condesciendes a revelarte en la
psique! Y Te he visto y conocido a Ti mi Creador y Dios bondadoso y Te
anhela insaciablemente mi psique. Porque Tú Señor misericordioso has
atraído mi psique hacia Ti y te ha conocido. Señor ves lo enferma y
pecadora que está la psique del hombre, pero Tú como caritativo das en
la psique la fuerza para que Te ame. Y la psique teme no vaya ser que
pierda la humildad que intentan reducir los enemigos. Porque sin la
humildad Tu Jaris (gracia, energía increada) abandona la psique”.
La
soberbia, el orgullo es el gran obstáculo para tener la Divina Jaris.
La caridad del Señor existe, pero no la sentimos. Porque tenemos
soberbia y orgullo.
El
mismo san Siluan el Athonita dice: “Hermanos, haceos humildes a sí
mismos y sentiréis la caridad de Dios que ya existe y se os ofrece”. No
es correcto creer que llamamos a Dios y no viene. El Dios está muy cerca
de nosotros. Pero no Le sentimos porque con nuestro egoísmo, con
nuestra soberbia y egolatría hemos construido paredes en nuestro
alrededor.
El Espíritu Santo enseña qué es la agapi (amor, energía increada).
Nadie
conoce por sí mismo lo QUÉ es la agapi increada de Dios, si no le
enseña el Espíritu Santo. He aquí tanto rato que estamos hablando sobre
Dios, sobre la agapi que Él tiene a nosotros… ¿pero la hemos entendido?
No, no podemos entenderla intelectualmente, encefálicamente, es decir,
con el cerebro o la mente.
Algunos
elementos de la agapi los decimos… los describimos de alguna manera,
pero para vivirla, experimentarla y sentirla debe enseñárnosla el
Espíritu Santo. Y la enseña a los hombres que quieren escuchar Su
enseñanza. En estos, como hemos dicho, los que están en metania, oran y
estudian el Logos de Dios y van en la Iglesia. “Pero en nuestra Iglesia
la agapi increada de Dios se hace conocida a través del Espíritu Santo.
Por eso hablamos de ella”.
Creo
que todos nosotros que estamos aquí e intentamos de alguna manera vivir
espiritualmente, con la ayuda de nuestro guía espiritual, algunas veces
hemos sentido la gran agapi de Dios. Sea en algún momento durante la
Divina Liturgia, sea durante la oración –pero oración correcta- sea en
algún momento que estábamos estudiando el logos de Dios, hemos sentido
el soplo del Espíritu Santo. Las cosas que estábamos leyendo en aquel
momento han tocado nuestra psique, nuestro corazón de una manera
distinta.
La oración y la Divina Liturgia son nuestro consuelo.
La
oración y la Divina Liturgia son nuestro consuelo. El Señor parece que
está ausente y nos vemos privados de Su presencia física, pero en
realidad no es así, está presente junto con nosotros con Su Espíritu
Santo. Está con nosotros mistéricamente (sacramentalmente) en la Divina
Liturgia de nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Nos privamos de Su
naturaleza humana, pero tenemos nuestros hermanos y cuando oramos el uno
para el otro, esto es nuestro consuelo. Nuestra oración llena de agapi
por nuestros hermanos es nuestra dulce compañía. Esta agapi fraternal
entre nosotros la ha dado Dios como consuelo por nuestras calamidades,
penas y aflicciones que encontramos en este valle de lágrimas que se
llama tierra. Esta agapi desinteresada entre nosotros funciona también
como apoyo para subir al cielo.
Quedemos
pues, en estas cosas y glorifiquemos a Dios que nos ha dado nuestros
Santos de modo que nos iluminen y nos digan estas cosas maravillosas,
las cuales quizás por nosotros parecen lejanas pero están muy cerca.
Nosotros, por nuestra libre voluntad, debemos intentar encender en
nuestro interior este fuego increado de la agapi a Dios. El Señor dijo
que para esto vine en la tierra: para encender el fuego increado del
Espíritu Santo. Amín!!!
4ª Parte: El reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de sangre.
De otra homilía sobre “Realeza increada” del Hieromonje Savas el Aghiorita.
“El que come de mi cuerpo y bebe de mi sangre en mí permanece y yo en él”
“El tiempo se ha cumplido, y el reinado de la realeza increada de Dios ha llegado” (Mrc 1,15 Mt 4,17).
“El reinado de Mi realeza (increada) no proviene de este mundo” (Jn 36), decía el Señor.
“Porque
el Señor Dios Todopoderoso es el templo de la ciudad, y el Cordero. La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brilln en ella; porque
la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara. A su luz
caminarán las naciones…” (Apo 21,22-27)
El
Α (alfa) y el Ω (omega), τό ἔσχατο lο ésjato (último) vino a la
historia. El reinado de la Realeza increada de Dios vino a nosotros y
podemos comenzar a saborearla desde esta vida con los Misterios
(Bautismo y Divina Efjaristía) y el renacimiento en Cristo. Pero existe
una intensa nostalgia y esperanza de lo “perfecto y completo” de esta
vida que se apocaliptará-revelará en el siglo futuro (2). Pero esta
Realeza increada de Dios esjatolójica, se hace realidad tangible cuantas
veces la Iglesia Ortodoxa, el nuevo Israel de la jaris, el pueblo
esparcido de Dios se reúne “sobre lo mismo”, en un lugar,
principalmente, para celebrar la Divina Efjaristía, no como una
celebración mística mágica o una praxis de culto de salvación
individual, sino expresión dinámica de comunión en comunidad y reflejo
de la perfecta comunión de la Santa Trinidad, mas presabor y revelación
preventiva del reinado de la Realeza increada de Dios. La Iglesia se
configura y se hace lo que realmente es, es decir, es el “Cuerpo de
Cristo”, “el laós o pueblo de Dios”, «κοινωνία kinonía conexión y
comunión» del Espíritu Santo cada vez que hay asamblea eucarística en
cada comunidad local cristiana ortodoxa. La Realeza increada de Dios es
realeza de Sangre, divina Sangre propia de Cristo Dios que se derramó en
Gólgota y se ofrece en cada Divina Liturgia.
Nuestro
Dios es agapi (amor, energía increada) y paz. Y Su Realeza increada es
también agapi (amor, energía increada) y paz. El predominio de la agapi
y la paz entre nosotros y entre el hombre y el Dios, esto fue logrado
gracias al Sacrificio Cruciforme de nuestro Cristo. El que comulga del
Cuerpo y Sangre de Cristo se apropia personalmente de las donaciones que
emanan del Sacrificio Cruciforme de Cristo y reina junto con Él en la
eternidad. La sangre de Cristo nos introduce en el reinado de Su Realeza
increada que es la “realeza del Cordero Degollado” (Apo 13,8).
Por
tanto, el regalo de Cristo Crucificado es la paz, la reconciliación, la
alegría y la agapi que son características de Su Realeza increada.
La
sangre de nuestro Señor Jesús Cristo nos purga y nos sana de todo
pecado y crea las condiciones para la entrada en el reinado de Su
Realeza increada. La Divina Comunión, en el estado provisional que ahora
nos encontramos, es presabor o sabor anticipado de la futura y más
perfecta Divina Comunión del reinado de Su celeste realeza increada. El
Sacerdote inmediatamente cuando ha tomado la Comunión canta este
tropario: “¡Oh Pascua Grande y Santísimo Cristo, oh potencia, sabiduría y
Logos de Dios, danos la máxima pureza y claridad para participar en Tu
día sin crepúsculo en el reinado de la Realeza increada!”. Esta Comunión
de máxima pureza y claridad con el Cristo, será también la fuente
infinita de la alegría y gozo en la futura increada y celeste Realeza de
Dios.
La
Realeza increada de Dios es Realeza de Sangre, porque es un pase a la
Pascua eterna mediante la sangre del Cordero inmaculado y sin mancha, de
Cristo.
La Realeza increada de Dios es realeza de sangre, porque la imagen Ella es la Divina Comunión o Efjaristía.
En
la Divina Liturgia vivimos y saboreamos anticipadamente el estado que
estará viviendo el mundo, cuando domine la Realeza increada de Dios que
todos los fieles esperamos y para su venida oramos cada ven en el Padre
nuestro: “ελθέτω η Βασιλεία σου (elzéto i Vasilía su) venga en nosotros
tu realeza”. Las características de la Realeza increada contienen todas
las cosas que observamos en la Divina Liturgia Ortodoxa.
Con
la humanización de Cristo se unió lo increado con lo creado. Así en
cada hombre se dio la facultad de adquirir experiencia de la unión por
la Jaris de la naturaleza creada con la energía increada de Dios en
Jesús Cristo. Los Santos adquirieron la experiencia y se hicieron por la
Jaris increados e inmortales, puesto que se trasplantó en el interior
de ellos la energía increada y la inmortalidad, y adquirieron
experiencia de la vida eterna, incluso desde esta vida biológica. Por lo
tanto el problema no es el trasplante físico o genético, sino
“trasplante” de Dios dentro en nuestra hipostasis (base substancial). Y
esto se hace con la Divina Comunión del Santísimo Cuerpo y Sangre. Por
supuesto a condición de tener el Misterio ortodoxo del Bautismo y la
Crismación. Una experiencia de este tipo da sentido de vida al hombre.
La
Realeza increada de Dios es Realeza de Sangre porque es participación
al Simposio de la divina Efjaristía, en la Cena de la Vida. Y la Vida es
el Cristo. Imagen-icona de Su Realeza es la Divina Efjaristía o
Comunión.
La
Realeza increada de Dios es Realeza de sangre porque es vida en y por
Cristo. Esto se ve también en el libro del Apocalipsis donde se describe
la ciudad celeste: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios
Todopoderoso-Pantocrator es el templo de ella, y el Cordero” (Apo
21,22). Es decir, en el reinado de la Realeza increada de Dios los
salvados estarán viviendo junto con el Dios y el Cordero. En realidad,
cuando se destruirá el Templo creado, entonces habrá relación y comunión
con el Templo increado, con el Mismo Cristo Dios… El Templo increado
que no está hecho a mano, lo viven como compromiso, promesa desde aquí y
ahora los deificados, especialmente los que ven la doxa (gloria
increada, luz de luces) que es la misma Realeza increada de Dios… En
este punto existe gran diferencia entre Oriente y Occidente. Cuando en
Occidente se habla sobre la Realeza de Dios (que utilizan el término
reino), dan a entender más bien realidades creadas, un reino creado,
simplemente un dominio de la ley moral en la tierra. En el Oriente
ortodoxo cuando hablamos sobre realeza increada de Dios, entendemos
participación, conexión y contemplación de la Doxa (gloria increada, luz
de luces) y Jaris (gracia, la energía increada) de Dios. La realeza
increada en nuestro interior significa que en nuestra vida se hace la
voluntad de Dios y participamos de Su energía y luz increada. Nuestro
tiempo, nuestra vida y día Le pertenecen y nosotros no tenemos nada
nuestro. Todo es de nuestro Rey, Él tiene nuestra vida en Sus manos y
habita en nuestros corazones. En este caso reino sería el espacio o
lugar que es nuestro cuerpo, nuestra psique alma, nuestra vida y nuestra
existencia. (He conocido fieles Ortodoxos hispanohablantes que me han
dicho que cuando han hecho el cambio del término reino a Realeza
increada se les abrió un mundo nuevo en sus percepciones y experiencias
divinas y han profundizado más).
Es
imprescindible la catarsis del fiel para la entrada en la Realeza
increada de Dios de la Sangre de Cristo. Es imprescindible la dosis “de
la sangre espiritual de la obediencia y de la áskisis” (ascesis,
práctica, ejercicio espiritual) para recibir espíritu (energía
increada). “Dad sangre para recibir espíritu”.
La
Realeza increada de Dios es Realeza de sangre, porque es expectación,
contemplación de la increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios que se
regala a los deificados. Y los deificados son los que conectan y
comulgan del Soberano Cuerpo y Sangre, teniendo paralelamente las
condiciones imprescindibles, es decir, que se encuentren en uno de los
tres estadios de la lucha espiritual: Catarsis, Iluminación y Zéosis o
Glorificación. Al haber dado sangre “espiritual” el de la obediencia y
la sangre biológica de la áskisis, ejercicio o martirio, se han
catartizado (purgado y sanado), iluminado y deificado y así viven en el
reinado de la Realeza increada de Su Sangre para siempre.
La
Metamorfosis (transformación) de Cristo en el monte Tabor se hizo
después de una declaración de Él: “De cierto os digo que hay algunos de
los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto la
realeza increada de Dios venida con poder y potencia” (Mrc 9,1). Y
después vemos que el Evangelista describe el acontecimiento de la
Metamorfosis que sucedió después de seis días, puesto que, como vemos en
los Evangelios, no intervino ningún otro acontecimiento, ni enseñanza,
ni milagro. Esto significa que los días entre el logos de Cristo y Su
Metamorfosis pasaron en silencio y quietud.
Es
decir, vemos que la Realeza increada de Dios conecta con Su
Metamorfosis: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,
que no gustarán la muerte hasta que hayan visto la realeza increada de
Dios venida en potencia y poder” (Mr 9,1). Apocalipta-revela así que la
Realeza increada de Dios es la contemplación, expectación de la increada
Jaris (energía) y de la Doxa increada (luz de luces) del Dios
Trinitario en la naturaleza humana del Logos, que por supuesto es la
zéosis o glorificación del hombre.
El
Cristo en este logos suyo conecta la realeza (increada) con la visión o
expectación: “hasta que vean la realeza increada de Dios”. Se trata de
la visión, expectación de la luz increada. Lo de “venida” no significa
que la Realeza increada viene de alguna otra parte, sino que expresa
“revelarse o aparecer”, puesto que donde está el Cristo allí existe y
está la Realeza increada, porque no se trata de una venida local, sino
de manifestación o revelación (en el corazón de la psique humana); y
esta manifestación o apocálipsis-revelación se hace por el Espíritu
Santo. Esto expresa lo “en potencia εν δυνάμει en dinami” (en fuerza y
energía increada). Pero es imposible para el ser humano ver la doxa
increada (gloria, luz de luces) de Dios, si sus sentidos psicosomáticos
no son reforzados por la energía increada de Dios. Este refuerzo se
consigue dentro en la Iglesia Ortodoxa con la lucha del fiel para su
catarsis y la comunión del Divino Cuerpo y Sangre de Cristo. Así
adquiere los sentidos espirituales y contempla, ve Su doxa increada
(gloria, luz de luces).
La
Iglesia Ortodoxa y la Divina Efjaristía o Comunión se pueden llamar
Realeza de Dios, si los que viven en ella llegan a la contemplación de
la increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios, que es la verdadera
Realeza increada. Si hablamos sobre Iglesia Ortodoxa y Realeza increada
de Dios sin conectarlas con la θεοπτία (zeoptía expectación,
contemplación, visión divina) entonces caemos, nos equivocamos y
charlataneamos teológicamente sobre Dios. Además, los Misterios
(sacramentos) de la Iglesia ortodoxa revelan y conducen al hombre a la
Realeza increada de Dios; precisamente porque están conectados y unidos
muy estrechamente con la Divina energía Increada, la catártica
(psicoterapéutica o purgadora), la iluminadora y la deificadora. No se
puede conseguir la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis del hombre sin
la Divina Efjaristía o Comunión de la Sangre de Cristo que nos catartiza
(terapia y sana la psique) de todo pecado y de toda enfermedad (física,
psíquica y espiritual).
En
cuanto el fiel da sangre con la ascesis (ejercicio espiritual) y la
obediencia, tanto más recibe Espíritu de vida y paz. Está en paz consigo
mismo, con los demás y con el Dios. Vive esta paz que nos ha dejado el
Señor después de Su Santa Resurrección como preciosa herencia dentro en
nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Las primeras palabras del Señor
Resucitado fueron: “la paz en vosotros” (Lc 24,37). Cuanto más se
pacifica uno, tanto más ama, porque dice san Crisóstomo: “si la paz es
también agapi, entonces la agapi también es paz”. Cuanto más ama, tanto
más toma la comunión y se une con el Dios de la Agapi (amor, energía
increada) y tanto más se introduce y vive en Su Realeza increada. Cuando
el hombre comulga del Vivificador Cuerpo y de la Sangre Divina del
Soberano Cristo Dios, tanto más participa de las donaciones que emanan
del sacrificio cruciforme del Señor, se diviniza más y se constituye
heredero de la Realeza increada de Dios.
Porque
como escribe san Nicolás Cabásilas: “La obra de la celebración sacra de
los divinos misterios es el intercambio de los regalos ofrecidos en
cuerpo y sangre de Cristo. Y el propósito es la sanación, divinización y
santificación de los fieles; los cuales al tomar de estos divinos
misterios reciben la absolución de sus pecados, la herencia de la
Realeza increada de los Cielos y los similares bienes a estos.
(“Interpretación de la Divina Liturgia”).
El
Cristiano que se ha pacificado con el Dios, consigo mismo y con sus
semejantes, transmite a su ambiente también la paz. Testifica con su
vida que ha llegado a la Realeza increada de Dios y que es factible y
realizable para vivirla también el perturbado y atormentado hombre
contemporáneo. Se hace hombre pacificador y con el estado pacífico de su
psique, da reposo y sosiego a sus semejantes. Al contrario, el hombre
perturbado sin paz, trae el infierno entre las personas y transmite
tormento, ansiedad, angustia y estrés.
La
Realeza de Dios es Realeza de sangre, porque es realmente Realeza de
los que están en metania, en la que se introducen porque luchan con
sangre hasta la muerte para la Catarsis de los pazos, la Iluminación y
la Zéosis, participando en los padecimientos y en la Cruz del Señor. Así
llegan hasta la Resurrección junto con Él.
Por
el fiel, pues, es necesario que se hagan unos pasos decisivos para
entrar en la Realeza increada de Dios: a) ἒξοδος éxodos-salida del
cosmos-mundo (se refiere del mundo pecaminoso, de los pazos, etc) y b)
εἲσοδος ísodos-entrada al sepulcro de la metania y de la humildad. Para
la necrosis-mortificación del pecado, la metania y la catarsis de los
pazos por supuesto que se consigue con la sinergia (cooperación de la
energía humana y la energía divina increada) de la Divina Jaris
increada. Para hacer nuestra catarsis y resucitarnos, debemos con dolor
crucificarnos y derramar la sangre “espiritual” de la obediencia, de la
ascesis, ejercicio corporal y afligirnos, esforzarnos sea voluntaria o
involuntariamente. Porque dice: “Por muchas aflicciones entraréis en la
realeza increada de los cielos. Algunos quieren llegar a la Resurrección
sin pasar por el camino del Gólgota. No puede ser. (¡Igual que una
herida física del cuerpo cuando está infectada la tenemos que limpiar y
sanar con alcohol, y eso duele!).
Con
el continuo esfuerzo para la Catarsis a través de la humildad y la
aflicción del cuerpo como también con la participación en la Divina
Ευχαριστία Efjaristía, vivimos desde aquí y ahora la Realeza increada de
Dios. La divina Liturgia se llama divina Ευχαριστία- Efjaristía o
agradecimiento (ef jaris buena gracia), porque desde aquí agradecemos a
Dios, y se llama Divina Comunión porque comulgamos, nos conectamos y nos
unimos con el Cristo.
Del
libro “Διδαχή didají enseñanza de los Apóstoles” capítulo 9: El Señor
Jesús Cristo nos conduce al Padre y nos envía el Espíritu Santo. Él… es
nuestra paz” (Ef 2,14). Él es la vida eterna, Él es el Paraíso, Él es la
Realeza increada y Él es todo en todos”.
Por
eso Le alabamos, Le reverenciamos y Le glorificamos. Pidamos, pues, la
Jaris (gracia, energía increada) de nuestro Señor Crucificado y
Resucitado para que nosotros con nuestra lucha diaria nos hagamos
partícipes de Su Santo Cuerpo y de Su Sangre Honrada que regala la
verdadera paz divina como compromiso y vínculo de unión con el reinado
de Su Realeza Increada. Amín!!!
Hieromonje Savas el Aghiorita Ἱερομόναχος Σάββας Ἁγιορείτης
Traducido por: Jristos Jrisoulas, www.logosortodoxo.com (en español)